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Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La reunión anual de la ANDI este año estaba llena de expectativas.  Se esperaba que el recién elegido presidente Petro tratara de calmar a unos empresarios ansiosos sobre la agenda real del gobierno.  Petro tenía la necesidad de venderse como amigo de los empresarios y no como el enemigo jurado que ha sido toda su vida.  Los empresarios esperaban que Petro comunicara claramente su visión país y trazara líneas de acción. 

Es muy probable que sobre lo dicho por Petro haya distintas lecturas, y los empresarios colombianos tendrán que decidir a cuál Petro creerle.  Pero incluso si deciden creerle al Petro presidente, los empresarios deben ser muy cautelosos con aquello que en apariencia suena bonito.

Me queda la impresión de que Petro, como siempre lo hace, improvisa sobre la marcha y suelta ideas, la mayoría descabelladas.  Me queda la impresión de que realmente Petro no tiene una visión país y esto debería preocuparnos a todos.

Mencionó durante su intervención que lo él intenta hacer no sabe cómo se llama, que no sabe si es socialismo o qué, pero que no era neoliberalismo.  Es una nueva vía.  Suena parecido a Chávez cuando llegó al poder, y le propuso a los venezolanos un sancocho confuso al que bautizó Socialismo del Siglo XXI, y que terminó por ser la perdición de Venezuela.

Las alarmas deberían estar encendidas cuando un personaje como Petro propone actualizar la política industrial del país, habla de la necesidad de industrializar al país con energías verdes y hasta tiene la desfachatez de decir que el gas no es energía limpia, lo cual va en contravía de todo lo dicho por los países, que primero si pesan en el contexto global, y segundo nos llevan siglos de ventaja en estos temas.  

La parte que me preocupó realmente y que debería encender alarmas es la intención de “actualizar” la política industrial.  Algunas precisiones son necesarias.  Política industrial es un término que puede ser engañoso, y parece ser que el presidente Petro no lo entiende cabalmente y le da una interpretación limitada y reduccionista.  Política industrial simplemente significa intervención del estado en la economía para lograr desarrollo. 

Dentro de este concepto cabe tanto el estatismo como las economías de libre mercado.

El neoliberalismo y todos los cucos con los que ha peleado Petro y personas ideológicamente afines toda la vida solo existen en los libros, que no son otra cosa que modelos simplificados para efectos de facilitar el entendimiento y comportamiento de ciertas variables. 

La realidad es que no hay país, independientemente de su ubicación ideológica, que de una u otra manera no tenga una política industrial. 

De pronto no detallada en un documento pero de que la tienen la tienen. 

Es simple: el estado interviene en la economía para adquirir ventajas competitivas y desarrollarse.  Interviene por medio de subsidios que van desde la educación y pasan por subsidios a industrias o al sector agropecuario. 

Le digo al señor presidente, que la única parte de la política industrial que le sirve al país en estos momentos es “actualizar” la educación o adquisición de competencias, y debería invertir principalmente en aquellas zonas del país que lo eligieron. 

Debería concentrase en las zonas marginadas, en vez de andarse inventando revoluciones que solo funcionan en su cabeza y que sobre todo solo traerán miseria al país.

Si yo fuera industrial y escuchara a un enemigo de toda la vida, a un enemigo de la libre empresa, decir que hay que actualizar la “política industrial”, yo saldría corriendo del país. 

En la mente de Petro esto quiere decir estatismo o el estado asumiendo control de la economía.  No es paranoia sino consistente incluso con todas las promesas de campaña.  Soldado avisado no muere en guerra.