Comienza el régimen del terror

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Los colombianos prontamente comprobaremos que las elecciones tienen consecuencias, y mucho más en un país presidencialista como el nuestro. En el caso que queremos comentar hoy, no son tanto las promesas de campaña, algunas ya descartadas por imposibles, sino las acciones del señor Petro y sus alfiles en los últimos cuatro años; palabras y acciones que han tenido la consecuencia de desencadenar un plan pistola contra la fuerza pública.

El señor Petro y sus aliados políticos desencadenaron una guerra mediática y una persecución judicial contra las fuerzas del orden. Intentaron por todos los medios desacreditarlas y achacarles crímenes que no habían cometido, siempre con la excusa de defender los derechos humanos y defender las protestas “pacificas” de los abusos de autoridad.
Supuestamente para proteger a los ciudadanos ahora proponen reformas profundas a las fuerzas del orden, cuando todos sabemos que lo que realmente quieren es instrumentalizarlas para atornillarse en el poder. Son conocedores que sin los sables atornillarse es imposible.

Mientras el señor Petro consigue su objetivo, las fuerzas del orden están pagando un alto precio en vidas humanas. Petro y compañía pactaron con los delincuentes el perdón social, eufemismo para impunidad, y con sus acciones en los últimos cuatro años han graduado a los peores grupos delincuenciales de ciudadanos indefensos que se defendían con las armas de un estado abusivo. Convencieron a los delincuentes que asesinar miembros de la fuerza pública está bien porque Petro les va a dar el perdón social.

Es una estrategia amplia y siniestra que tiene acompañamiento de muchos lados. La tal Comisión de la Verdad liderada por un sacerdote teólogo de la liberación y comunista, presenta un publirreportaje en el mismo sentido de condenar al estado y absolver a los angelitos guerrilleros. Según el cura comunista, les salimos a deber a las guerrillas. Y ahora, el entrante ministro de educación, dice que la verdad alternativa e inventada del cura De Roux hay que enseñarlas en los colegios para adoctrinar desde la cuna a los ciudadanos del mañana.

De alguna manera, la estrategia de la izquierda, de Petro y de sus aliados ha tenido éxito. Hoy en Colombia los delincuentes y los asesinos son los ciudadanos de bien, y los delincuentes somos todos los que jamás hemos matado ni robado ni secuestrado, hemos apoyado la institucionalidad y jugado conforme a las normas de la democracia.

Al momento de escribir esta columna, el elegido presidente Petro no había condenado firmemente el asesinato de los más de treinta policías en lo que va corrido de este año. Su grupo político expidió un tibio comunicado público para intentar calmar a la ciudadanía.

Hay el convencimiento de que la era Petro es la era de los delincuentes, la era no de la paz total como se llena la boca diciendo el presidente sino la era del perdón y olvido de todas las atrocidades a cambio de nada. La era en que se les entrega el país a los peores delincuentes y donde se espera que una ciudadanía intimidada guarde silencio y deje hacer y deje pasar.
Así las cosas, jura en falso quien promete defender la constitución y las leyes pero tiene toda la intención de pasárselas por la faja.

¿Nos vamos a quedar quietos mientras los hampones se toman el país y nos quitan todo por lo que hemos trabajado toda la vida comenzando por la dignidad?
Compatriotas, no nos equivoquemos haciéndonos ilusiones sobre las buenas intenciones del señor Petro. Los que tengan estas ilusiones padecen del Síndrome de Estocolmo y es hora de despertar y sacudirse el miedo. Todavía no es tarde pero muy pronto lo será.