Un misterio faulkneriano

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Fuad Chacón Tapias

Fuad Chacón Tapias

Columna: Opinión

e-mail: fuad.chacon@hotmail.com



Gracias a esta inútil facilidad que tengo para recordar episodios absolutamente irrelevantes de mi vida, todavía puedo evocar aquel día que lo vi por primera y única vez. Salí de mi universidad y caminé calle arriba por el Eje Ambiental de la Avenida Jiménez, esa kilométrica serpiente acuática que sirve de improvisado balneario a todas las palomas de Bogotá, y entré en la Librería Lerner para practicar el que, en aquella época, era mi pasatiempo predilecto: antojarme de libros que mi presupuesto de estudiante no podía pagar. 


Por entonces, seguía recuperándome de la terapia de choque que había significado la lectura sin anestesia de El Ruido y la Furia y, aún fascinado con la literatura rocosa e indescifrable que acababa de descubrir, inspeccioné las librerías del centro buscando conocer algo más sobre la obra de aquel enigmático William Faulkner. Solamente ese día en Lerner pude tener en mis manos un libro suyo que no había visto en ninguna de mis incursiones y que hoy, una década después, sigo sin volver a localizar: La Paga de los Soldados, su primera novela, en la bonita edición que la editorial RBA sacó al mercado por allá en 2010.


El tema es sencillo. La mayoría de los poquísimos ejemplares de La Paga de los Soldados que se pueden encontrar actualmente fueron impresos durante el siglo pasado y, salvo por dicha edición de RBA, no existe ninguna reimpresión de esta obra en algo más de tres décadas. Lo que es muy curioso, teniendo en cuenta que gran parte de su catálogo se reeditó para el quincuagésimo aniversario de su muerte en 2012 y que, incluso, los títulos más escurridizos de su obra en español, Las Palmeras Salvajes, Mosquitos y Los Invictos, tienen tirajes modernos asequibles para los rastreadores literarios más perseverantes. 


Pero, por culpa de la mano invisible del mercado y su fuerza inflacionaria que escapa a mi comprensión, de La Paga de los Soldados solo es posible hacerse, a un precio razonable, con copias desvencijadas porque las de RBA se revenden online a precios astronómicos que varían entre los 200 y los 500 euros. Lo cierto es que, bien sea por la tiranía del algoritmo o la completa extinción de todos los ejemplares contemporáneos de este libro, La Paga de los Soldados se ha convertido en una especie de ballena blanca, un objeto de deseo coleccionista que constituye un auténtico misterio faulkneriano.


Aun así, hay esperanza. Y es que, a partir del 1 de enero de este año, el texto original en inglés de La Paga de los Soldados, se convirtió en bien de dominio público bajo la ley de propiedad intelectual de los Estados Unidos por haberse publicado en 1926. Esto significa que cualquier espíritu emprendedor podría traducirlo allí, importarlo y venderlo por su cuenta, libre de regalías. Una magnífica idea que acabaría con la escasez artificial de esta obra en nuestro idioma, pero que conflictuaría con los 20 años de protección que le quedan bajo la ley colombiana. Sería muy interesante ver qué pasaría si mañana ambas regulaciones colisionaran en el mercado.