De la idiotez ilustrada y los estallidos controlados

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La noticia fue una total sorpresa en Colombia, y fue llamativo que lo supiéramos por medio de una de las publicaciones financieras más influyentes del mundo, el Financial Times. El excandidato Alejandro Gaviria, supuestamente con el candidato Fajardo, dijo que, para evitar la violencia incontrolable y desbordada, era mejor tener un “estallido social controlado” y que solo el candidato Petro podía hacerlo. Afirmó que la gente quería un cambio y que el descontento social es una bomba de tiempo que hay que desactivar.
Es cierto que hay mucho descontento en Colombia y que la gente quiere un cambio. Lo que sucede es que el cambio que quieren o pretenden los intelectuales y los líderes, no es el que quiere la gente. En Colombia para la mayoría de la gente, cambio significa que sus condiciones de vida mejoren. El ciudadano promedio carece de la formación para entender las diferencias entre el estatismo de Petro versus el modelo de la democracia liberal. No entienden como el optar por un modelo impacta su vida y sus angustias diarias. Por esto se apela a la emotividad y se le facilita a los populistas vender quimeras.

Interesante que la acotación provenga de un individuo que jamás se ha untado de pueblo y mucho menos entiende las angustias de la gente de a pie. Habla desde la teoría de los libros, desde la comodidad de alguno de los clubes sociales que frecuenta, sin entender, que es precisamente esa dirigencia desconectada, a la que él pertenece, la que no ha sido capaz de proveer el liderazgo que este país necesita.

Pasa por alto que el mundo aún intenta salir de una crisis sanitaria con devastadoras consecuencias para todas las economías mundiales y que ha tenido costos sociales altísimos. Solo en América Latina, los logros sociales que tomaron décadas desaparecieron de la noche a la mañana. El descontento social es global, pero de ahí a proponer que la salida es dejar que la gente estalle de forma controlada, y en el caso colombiano, bajo la batuta de un líder populista de izquierda que no propone soluciones reales es una insensatez. Falta ver si esta no será otra de las salidas en falso de Gaviria, la cual tratará de corregir en los próximos días.

Plantear la violencia como solución en un país que ha sido azotado por ésta desde siempre es un despropósito mayor. Es desconocer que la violencia y el conflicto permanente son las principales causas de por qué no progresamos. Además, porque las experiencias recientes han demostrado que terminada la violencia “controlada” viene la resaca en la que la gente se da cuenta que destruyeron los bienes públicos de los cuales ellos son los mayores beneficiados; es decir, quedan peor.

Pienso que el estallido social se evita dándole esperanza a la gente, y mostrándoles que hay un camino sensato para un mañana mejor. Que la solución es trabajar todos juntos para construir ese futuro. Hay que concientizarlos de que los cambios reales y transformativos toman tiempo y que no hay milagros sino mucho trabajo y sacrificio colectivo. La solución no puede ser engañar a la gente con propuestas populistas irreales e inalcanzables, y que siempre -supuestamente- requieren mucho más tiempo para ser logradas. De ahí que Petro diga que necesita 20 años, cuando a los Castro no le han servido más de 60.

Gaviria nunca me ha parecido una lumbrera. Y la propuesta del estallido social controlado lo confirma. De pronto por eso se fue a rebuznar en inglés y donde no lo conocen. Casi todo lo propuesto por Petro traería más miseria y pobreza. Y si la solución es violencia controlada, entonces nos esperan otros doscientos años de violencia.