Perdón social es la cuota inicial de la anarquía

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



No recuerdo ni tengo conocimiento de un candidato en campaña que haya utilizado trucos tan sucios ni que se haya asociado con tantos personajes cuestionables para llegar a la presidencia. Increíble que vaya punteando en las preferencias de votos.  Quizás lo más cercano ha sido el elefante del ex presidente Samper, quien llegó a la presidencia financiado por el Cártel de Cali. Solo que Samper quiso que fuera a sus espaldas y no gritándolo a los cuatro vientos como lo ha hecho Petro.

Si es cierto que va punteando en las encuestas –tengo mis dudas- después del escándalo del hermano, del de Piedad Córdoba, del de Francia Márquez y su cobro fraudulento de subsidios, de haber invitado a los “paracos” a que se le unieran, del apoyo del ELN, el del Clan del Golfo, de haber infiltrado la campaña de Gutiérrez y muchas otras perlas, entonces estamos en un país muy diferente al de mis ancestros y a aquel en el que yo crecí.  Sería un país que no reconozco y en el que me niego a reconocerme.  


El pacto de la Picota en donde la campaña Petro negoció votos con narcotraficantes y políticos condenados por parapolítica y corrupción a cambio de perdón social sería el final de la carrera política en cualquier país que no fuera Colombia.  Hoy confrontamos una realidad palmaria que no es otra que gran parte del apoyo del candidato Petro proviene de los delincuentes, de muchos de los que por décadas han causado dolor a los colombianos, derramado sangre inocente y enriquecido ilegalmente.  Petro es el candidato de la guerrilla, de los grupos paramilitares, de los cultivadores de coca, de los narcotraficantes, de la Primera Línea, y a pesar de todo esto, muchos le creen el cuento de que él representa el cambio y que su gobierno sería un pacto por la vida.


La zanahoria que explica el deseo de los delincuentes de apoyar a Petro es el tal perdón social o derecho a una segunda oportunidad.  Cuando se mira con detenimiento esta propuesta, nos damos cuenta de que es la cuota inicial del caos social y de la anarquía.  La propuesta de Petro tendría sentido en un país con presencia efectiva del estado en todo el territorio nacional, y no en un escenario como el nuestro de debilidad institucional, presencia diferenciada del estado y narcotráfico y minería ilegal como motores de muchas economías locales.  El paro decretado por el Clan del Golfo dejó más de 200 acciones terroristas en 95 municipios en 10 departamentos; paralizaron gran parte del país. 

Supongamos que Petro efectivamente logra el borrón y cuenta nueva para todos los delincuentes y los manda a las calles; logra cerrar todos los procesos y descongestionar la justicia. ¿Después qué?  Los delincuentes en las calles en su mayoría no son empleables y volverán al crimen.  Los que controlan territorios y los negocios de narcotráfico y minería ilegal no los van a dejar. De hecho, el perdón social para ellos consistiría en borrarles anotaciones judiciales y nada más.  Donde viven, ellos son el estado y se vive bajo su ley.  Es iluso creer que los narcos van a dejar su lucrativo negocio por solidaridad con Petro.  Todo lo contrario, saben que con Petro pueden crecer el negocio porque no está de acuerdo con la guerra contra las drogas ni con la fumigación con Glifosato, y además podrían utilizar Venezuela con toda la tranquilidad del mundo. Petro sería el presidente de los delincuentes. 

Una valoración de la realidad del país no deja duda de que la propuesta del perdón social de Petro no es viable, a menos que esta consista en entregarles el país a los delincuentes con todas sus consecuencias. El solo proponerlo sugiere a una persona con poco sentido de la realidad.