Lecciones de Santa Marta

Columnas de Opinión
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La elección del abogado Carlos Caicedo Omar como alcalde de Santa Marta para el periodo 2012-2015 con una de las más altas votaciones confirma las preferencias de los ciudadanos y deja varias lecciones a la ciudad y al país: refundar la política implica dignificar al ciudadano y la democracia participativa.

El candidato liberal logró la mayor votación en la historia de las elecciones populares de alcaldes de la ciudad con 74.165 votos, frente a los 54.714 que obtuvo Juan Pablo DiazGranados, y una diferencia superior a los 33 mil votos respecto a Alejandro Palacio candidato conservador.

La participación electoral también fue récord con un 57,03% frente al 53,1% de las pasadas elecciones, debido a que muchos abstencionistas votaron y gracias a la movilización entusiasta de los jóvenes universitarios quienes respaldaron siempre la candidatura de Carlos Caicedo en reconocimiento a sus realizaciones desde que fue rector de la Universidad del Magdalena, donde realizó una administración admirable. Sin lugar a dudas Carlos Caicedo es un fenómeno político y social con proyección nacional.

Este éxito electoral de Carlos Caicedo fue producto de una campaña novedosa basada en la opinión pública a través de las redes sociales y de la participación ciudadana diversa mediante una red de voluntarios jóvenes en su mayoría y al trabajo frentero del candidato.

Caicedo visitó los barrios, se relacionó directamente con los sectores populares sin las mediaciones ni el respaldo de concejales, ni de maquinarias de partidos, ni alianzas políticas burocráticas con sectores partidistas de la ciudad.

Caicedo cambió la forma de hacer política en la ciudad con base en las ideas, argumentos y propuestas que presentó a las comunidades directamente y en los pocos debates públicos que promovieron dos de las universidades privadas con presencia en la ciudad, el canal regional Telecaribe y Radio Galeón, los diálogos con sectores gremiales, empresariales, trabajadores, informales, mototaxistas, pensionados, que escucharon a los candidatos y del registro periodístico de buena parte de los medios locales y regionales que cubrieron con objetividad y equilibrio informativo.

La propaganda sucia no funcionó.

Logró cautivar con su carisma e inteligencia a los sectores populares y una amplísima simpatía en todos los estratos con la propuesta "Santa Marta ciudad para todos", "Todos por Santa Marta" que ofrece una visión de futuro y respuestas a las urgencias de desarrollo social de la ciudad y un discurso que siempre enfatizó en el cambio, en la independencia y la resistencia con altura moral frente a los ataques de algunos líderes políticos y de dos medios de comunicación locales que promovieron una oposición electoral con cizaña. Pero no pudieron quebrar la voluntad popular estos medios con su estrategia de difamación contra Caicedo.

El pueblo cree en la transparencia y la inocencia del Carlos Caicedo probadas ante los estrados judiciales. También perdieron los grupos de promotores del voto en blanco, quienes no lograron interpretar las aspiraciones del pueblo y no representan la opinión pública. La democracia moderna requiere de una oposición civilizada, que realice control político con respeto y argumentos.

Los sectores populares creen en la esperanza que representa Caicedo y en los cambios estratégicos para el desarrollo social de la ciudad que el nuevo alcalde es capaz de liderar.

Esta elección marca un hito en el proceso político y en la consolidación de una ciudadanía que se revela al modelo político tradicional y frente a las mafias y malas prácticas de compra de votos y el clientelismo corrupto. Si los candidatos no pagan por el voto hacen más baratas las campañas y minimizan las posibilidades de corrupción en el ejercicio del gobierno.

Miles de samarios dijeron ¡mamola! Los ciudadanos votaron con mayor libertad y conciencia sin las presiones de actores armados ilegales ni mediaciones de las microempresas políticas, no obstante, se presentaron delitos electorales que las autoridades deben investigar.

El saldo pedagógico es una ciudadanía que se dignifica y una sociedad civil que despierta y ejerce la participación democrática en la elección de su alcalde y en la toma de decisiones para resolver los problemas y aspiraciones de la nueva Santa Marta para todos, basados en el diálogo social. Habrá que continuar fortaleciendo la cultura política democrática.

La emancipación ciudadana comienza a ser posible y los magdalenenses tienen que emular este cambio más pronto que tarde!

Se hace justicia en las urnas y los ciudadanos desagraviamos a Carlos Caicedo porque afrontó con gallardía todo tipo de persecuciones y afrentas a su buen nombre. La Constitución consagra la presunción de la inocencia de las personas hasta que no se demuestre lo contrario y el derecho fundamental al debido proceso. El Alcalde electo podrá ejercer su mandato sin ningún problema jurídico pasado.

Al contrario, dispone de la mayor legitimidad y respaldo que el pueblo le haya dado a un mandatario distrital para liderar con su visión de estadista y refundador de los cambios que la ciudad necesita.

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