Inteligencia comunitaria y ambiente

Columnas de Opinión
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Las sociedades todas universalmente hablando tendrán que plantearse sí o sí nuevas formas de convivencia, focalizadas en prevenir los problemas diarios de mantenimiento público, seguridad, agua, tráfico, movilidad, salud física y mental y los cambios climáticos, ya que más fenómenos naturales se presentarán en las poblaciones, modificando diseño y conservación. Los territorios que no inicien la transición hacia sistemas que permitan enfrentar cambios externos, y los que surgirán consecuentemente entre sus ciudadanos, tendrán un desplazamiento masivo de sus pobladores.

Proyecciones de expertos indican la segura ocurrencia de fenómenos climáticos diversos nunca antes vistos en latitudes insospechadas que serán constantes y pondrán a prueba a comunidades y autoridades para que la viabilidad de sus entornos no se vean afectados; lo que impone compensar la deforestación, menos emisiones, centros de trabajo y consumo a sus trabajadores que recorren en medio del tráfico vehicular, cosechar el agua lluvia, son decisiones importantes de supervivencia que ayudarán a salvar el destino de muchos lugares y escenarios para no ser tan vulnerables por los embates climáticos.

Los arraigos deben soportarse en la corresponsabilidad civil de colaborar para que ello siga siendo, con mejoras y medidas que nos protejan y nos den la oportunidad de desarrollarnos como personas y sociedades equitativas. Estamos en el inicio de esos cambios, si bien con poco margen de maniobra, con la alarma que debemos bajar la temperatura del planeta o contenerla al menos para adaptarnos a cambios naturales agresivos, como los que se están viendo.

En apenas años, hemos trastocado el ambiente como en ningunos otros de nuestro devenir. Innovamos y transformamos no siempre de la mejor o más beneficiosa o planeada manera para el resto de los organismos que pueblan la tierra. Esa alteración es insostenible. Aire, suelo, agua, son indispensables y descuidarlos obligará a la naturaleza, organismos y/o entidades a buscar mecanismos de saneamiento y reproducción que no tendrán en cuenta nuestros planes de crecimiento.

Redistribuir el espacio público y privado, hará que la distancia, el uso del automóvil y combustibles fósiles decrezcan. Cambios en la administración del tiempo, la convivencia común y el entretenimiento bien pueden convertir a las urbes en puntos de desarrollo social y no de estrés constante y aislamiento individual donde nos concentramos en ir de un punto a otro, laborar y regresar de nuevo a dormir, para empezar una cotidiana rutina, debiendo entenderse que tenemos que ir tras alternativas mejores y que lo presencial no es un requisito de productividad; de ahí que distribuirnos en otras latitudes, vivir en zonas menos densas, relocalizar muchos puntos de nuestras urbes, serán definitivos a futuro bajo el concepto de modernidad.