Mi candidato presidencial

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eimar Pérez Bolaños

Eimar Pérez Bolaños

Columna: Opinión

e-mail: eimar.perez@unad.edu.co


En medio de la polarización ideológica exacerbada en el país, sobre todo en las redes digitales, libremente me decidí por un candidato. Sin embargo, de seguro en estos momentos quizá sea el líder menos adecuado, pero al fin y al cabo considero representa a la mayoría. Me refiero al cacique de la junta Diomedes Díaz.

Reconozco que la pretensión de articular la ficción con la realidad puede generar confusiones, pese a ello, asumo los riesgos, sobre todo, porque me sustento en todo aquello que se comparte y masifica, especialmente en las redes sociales, en una imagen del ídolo vallenato presentado como presidente de Colombia, no me parece tan descabellada tal idea, en medio de la turbulencia mediática generadora de odios y más polarización.

Posiblemente el personaje esté fuera de combate en estos comicios y mi decisión electoral sea producto de una demencia cercana. Pero al fin y al cabo mi candidato representa la articulación de varios factores que necesita el país, como, por ejemplo, el amor, la paz, la comprensión de la vida como una fiesta con fecha de vencimiento, la importancia de la familia y sus valores, entre otros. Escucho seguidamente sus propuestas, de las cuales señalo: sueños y vivencias, tú eres la reina, la plata, regalo a Barranquilla y si sigo nombrando, no termino.

A pesar de todo, me es claro, que mi candidato tiene bastantes seguidores, acá el voto es libre y de opinión (como debe ser), también reconozco que, como toda figura pública tiene sus detractores, muchos de estos sin fundamentos (mujeriego, drogadicto e irresponsable), como ocurre en las disputas actuales en el país, que se reducen sólo a encontrar en las Fake News y su reproducción, un supuesto mecanismo de participación, hasta el punto que tal práctica en el escenario político real en Colombia, denota muchas carencias, como son el rol e importancia de la ciudadanía, el valor del respeto y el reconocimiento y sentido de la política, esto último incrementa tal afirmación cuando se escucha “yo no vivo de la política; los políticos son corruptos; a mi no me gusta la política”.

Yo por eso ya tengo mi candidato, al menos es capaz de integrar, más que dividir. Tal integración, es lo que necesita nuestro país, es decir, por fin una convención social que construya después de una sangrienta historia. Sin embargo, pese a mi ficción y al candidato que la fomenta, tengo claro que la política en esencia es violencia y tensión, confrontación y debate, por tal razón la política como ejercicio humano no es una secta, ni mucho menos el adiestramiento y dogmatizaciòn del otro, aunque pareciera, pero por el estilo como se hace en Colombia, acá el ejercicio es Sui generis, macabro y predecible, hasta al límite de la desfachatez.

Con la presentación pública de mi candidato, mantengo firme la esperanza para que podamos después del 29 de mayo cantarle a la vida y a la reconciliación, al amor y a la sociedad. Que pese a la importancia y reconocimiento de la diferencia se abran los espacios reales de participación, dar ese giro epistémico que permita desaprender sobre todo la imperante “ley de la ventaja” que se expresa en la crisis de todas las instituciones.

Diomedes Díaz es mi candidato, de aquellos que diariamente alegran la vida con sus propuestas que mueven sentimientos y emociones, que en medio de unas copas promueve el acercamiento y posibilidades de reconocer a los otros, de perdonar y perdonarnos, además de olvidar, esto último importante para construir paz.