Cartagena territorio libre de analfabetismo ¿y por qué no, el Magdalena?

Columnas de Opinión
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Sin lugar a dudas el mejor logro educativo de este año se lo ganó Cartagena, declarada primer territorio Libre de Analfabetismo de Colombia por la Unesco.

Esto muestra que con la voluntad política de los gobiernos y con el compromiso de los distintos actores de la comunidad educativa a partir de procesos de corresponsabilidad social, se pueden alcanzar metas altruistas.

Solo bastaron tres años y algo más, para que el pueblo cartagenero lograra el anhelado bicentenario de los libertadores de la ciudad heroica, alfabetizar una población mestiza que por más de doscientos años tuvo que relegar sus aspiraciones de aprender a leer y escribir y a seguir en la servidumbre.

Cartagena pasó de reportar niveles de analfabetismo superiores al 15% en algunos grupos poblacionales donde se concentraba a niveles del 1%, y técnicamente superó el analfabetismo.

El costo fue una inversión de $117.000 millones, muy poco con otros gastos suntuosos. El analfabetismo es el menor nivel de calidad educativa, propio de sistemas premodernos de organización social, que opacan a cualquier territorio en el escenario de los derechos humanos.

Cartagena entonces, levanta el ancla del subdesarrollo y se enruta hacia la primera manifestación del desarrollo educativo: la revolución en el acceso.

El gran logro de Cartagena es importante porque se convierte en el ejemplo para contextos como los del departamento del Magdalena (similares en niveles de analfabetismo) y un reto para los próximos gobernantes.

En el departamento según cifras del Censo de 2005 en el Magdalena existían cerca de 110 mil analfabetas, (de los cuales en Santa Marta hay 16.130) que equivalían al 15.4% de la población magdalenense mayor de 15 años y es uno de los que tiene mayor número de analfabetas a nivel nacional.

Erradicar el analfabetismo es deseable porque a demás de ser la inversión más rentable en educación: superar el analfabetismo en una persona le representa directamente una tasa de retorno de cinco veces en su ingreso, mientras que llevar de la maestría al doctorado le reporta al individuo y a la sociedad mucho menos, además le reporta mayor rentabilidad social y externalidades en el mejoramiento de los niveles de salud, productividad, etc.

Una vez superado el analfabetismo se podrá trabajar seriamente en la retención y pasar a la segunda etapa del desarrollo educativo, la revolución en las capacidades, y la tercera la revolución en las oportunidades.

Cada una de ellas presenta una forma de calidad que cobra distintos matices según se presenten avances en el estado de los componentes del sistema educativo, e implica, una forma particular de colaboración entre desarrollo económico y social y desarrollo educativo.

Tiene pues el Magdalena y Santa Marta, en los ayer ganadores de la contienda electoral, el reto de insertarse en la senda del desarrollo educativo.

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