En nuestro medio con frecuencia se escucha decir: “él/la o ellos/as tienen derecho a…”. Se puede saber ¿quién da el derecho a reclamar o a hacer uso de determinado privilegio? En líneas generales sabemos que los derechos los otorgan las autoridades legalmente constituidas mediante autos constitucionales, legales o administrativos que los garanticen y les den las garantías para su goce.
Entonces, para tener un soporte claro y cierto sin equívocos aceptemos que el documento más conocido por el hombre que guarda mejor los derechos es la Declaración Universal de Derechos Humanos la cual constituye un hito, un acontecimiento puntual en la historia de los derechos humanos, elaborada por representantes de todas las naciones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales. La Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 como un ideal común para todos los pueblos y naciones. La Declaración establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero.
Solamente en sus 30 artículos manifiesta que nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.