Algo no anda bien en la justicia colombiana cuando el Fiscal General de la Nación corre a los micrófonos y a los medios cada vez que hay un caso que cobra notoriedad nacional. Una adicción al exhibicionismo público que delatan o bien una oculta agenda política, como por ejemplo usar la Fiscalía como trampolín, o un desajuste de la personalidad que lo compele a buscar permanentemente reconocimiento y validación. La justicia es un asunto demasiado serio como para convertirla en una tienda de vanidades.
El exhibicionismo y auto agrandamiento del Fiscal Barbosa en el caso Leal una vez el homicida confesó su crimen es indignante. En sus declaraciones hizo referencia al caso Colmenares, desatando la ira del padre del joven asesinado, quien no escatimó apelativos y llamó a Barbosa payaso. Quiso Barbosa hacer un paralelo entre los dos casos diciendo que bajo su fiscalía el caso Colmenares hubiera sido resuelto en un abrir y cerrar de ojos.
Y si, la afirmación de Barbosa es una payasada. No es posible hacer paralelos entre ambos casos, y sin entrar en un análisis legal, baste decir que, en el caso Leal, desde el día mismo del asesinato los indicios eran fuertes y claros en la dirección del confeso culpable. La labor restante era simplemente corroborar con las herramientas forenses lo que era obvio. Este no fue el escenario en el caso Colmenares.
Lo anterior no obsta para hacer un reconocimiento a la labor forense que fue impecable en el caso Leal. En Colombia la ciencia forense no tiene nada que envidiarle a nadie. Estos son los verdaderos héroes y su trabajo nos llena de orgullo.
Por otro lado, y sin relación alguna con el hecho mencionado, el alcalde de Cartagena, Dau, se despachó contra las ias, especialmente contra el Fiscal Barbosa, a quien acusó de ser cómplice de la corrupción desbordada en Cartagena. Hago un paréntesis para anotar que la frustración de un mandatario local, no puede llevarlo al extremo de hacer declaraciones vulgares, y peor aún, amenazar con vías de hecho. El cargo tiene una dignidad que debe ser respetada porque es modelo ante la sociedad, y segundo, es contradictorio amenazar con vías de hecho, cuando en su cargo juró actuar dentro de la legalidad y defendiendo la Constitución y las leyes. Cierro paréntesis.
No le falta algo de razón a Dau porque aquí en el Magdalena mucho de eso hemos visto. Y no solo en el Magdalena sino a lo largo y ancho del territorio nacional. La impunidad campea en Colombia. En el caso del Magdalena, hay tres familias que todavía claman justicia por el vil asesinato de sus seres queridos ocurrido hace veinte años por un grupo paramilitar, y que comprometen a un funcionario de alta jerarquía del departamento.
No creo que el Fiscal Barbosa tenga motivos para sacar pecho ante tanta impunidad. Y si quiere hacerse responsable de los grandes logros, también debe hacerse responsable de todos los fracasos. No es válido que trate de diferenciar entre la Fiscalía Barbosa y la de los que lo antecedieron. Él responde institucionalmente, y por tanto, no hay un antes. ¿Por qué Barbosa si es tan brillante y capaz no les da punto final a tantos crímenes cuyas investigaciones están engavetadas? Aún no sabemos quién asesinó a Gómez Hurtado ni todos los que participaron el asesinato de Galán ni cuál fue el vínculo de Santos con Odebrecht ni la verdad del proceso 8.000 y esto para mencionar solo los casos más mediáticos. Hay miles de crímenes contra personas comunes y corrientes que siguen acumulando polvo en la Fiscalía. En términos gerenciales, la tasa de eficiencia –efficiency ratio- es nula. Resuelve uno de miles. La Fiscalía es una vergüenza por su ineficiencia.