¿Dónde está el estadista?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



En un evento organizado por la Universidad de los Andes los precandidatos invitados dieron a conocer sus posturas frente a un tema neurálgico para Colombia: cómo combatir el narcotráfico y cuál debe ser el enfoque de la política antidroga.

A favor de la legalización se mostraron Alejandro Gaviria, Galán y Cristo. En contra, Rafael Nieto y Paloma Valencia. Petro propuso una reforma agraria. Juan Carlos Echeverry, Cristo, Valencia y Romero dijeron además que la solución debe ser regional porque el problema es regional.

Se expresaron opiniones alrededor de la fumigación aérea, y muchos coincidieron en privilegiar la sustitución de cultivos, que creo presupone la erradicación manual, sobre la aspersión. El consenso entre los que proponen la legalización o regulación de las drogas es que la lucha antidroga de los Estados Unidos fracasó y esto justifica la legalización.

Quizás el único candidato que puso el dedo en la llaga –aunque no con la claridad y contundencia que me hubiera gustado- fue Rafael Nieto, quien cree que la solución es presencia eficaz del estado en los territorios. Esto demuestra que el precandidato entiende la problemática desde sus raíces porque al final del día, la aspersión aérea o el supuesto fracaso de la lucha antidrogas son producto de la ausencia de o la debilidad de la presencia del estado.

La lógica es simple; sin estado eficaz, todo lo propuesto por Petro y demás candidatos, incluso lo propuesto por el mismo Nieto –revisar sustitución de cultivos- fracasaría. El éxito de cualquier estrategia antidrogas o de cualquier política pública o iniciativa gubernamental, presupone un estado fuerte y capaz.

Como lo entiendo, presencia eficaz del estado implica que el estado cumpla con su función constitucional de proveer los bienes públicos. Sería equivocado entender presencia del estado únicamente como presencia de la fuerza pública, aunque esta sea necesaria. La presencia de estado implica que los territorios tengan acceso a salud, educación, justicia y oportunidades de empleo, entre otros. El real reto que tenemos los colombianos, y que debería ser la casi que exclusiva preocupación de los próximos presidentes, es como llevar el estado, en un país topográficamente complejo como Colombia, a las regiones. La solución a nuestros problemas es fortalecer al estado y ejercer soberanía en todo el territorio nacional y fronteras.

Ahora bien, que si se hace desde el centro o desde las regiones es un debate que debe darse. Por las mismas dificultades topográficas aludidas anteriormente, pareciera que el enfoque regiones es el idóneo. Pero nótese, que los pasos que Colombia ha dado en esa dirección por medio de la descentralización política y administrativa han exacerbado el problema de la corrupción y llevado a que mafias locales secuestren el erario público en detrimento del desarrollo de sus comunidades. Esto a su vez, erosiona la confianza de los ciudadanos en el estado y sus instituciones. Luego entonces, hay que ser cautos en lo que se pretende y propone con el enfoque regiones.

Intuyo que el enfoque debería ser mixto según las condiciones de cada región. Esto para decir, que la estrategia regiones puede ser exitosa en aquellas regiones donde la corrupción no determina el discurrir de la comunidad. Por otro lado, en aquellas regiones donde las mafias locales se han apoderado de lo público, la estrategia debería ser direccionada y controlada exclusivamente desde el centro. Quedarían pendientes la metodología e indicadores que se emplearían para categorizar a cada región.

Quedo inquieto y preocupado porque no veo claridad ni visión en quienes aspiran a ser el próximo presidente de Colombia en un tema tan fundamental y que además es la base de nuestra relación con nuestro principal aliado. No se vislumbra entre la multitud el estadista que necesita Colombia.