Hacer que las cosas sucedan

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


¿Cuáles son los secretos de la alta gerencia exitosa? Dentro de este interrogante surge otro es directamente proporcional: ¿que hace que las empresas perduren en el tiempo?

De hecho, la historia de la alta gerencia nos lleva hasta el año 1776 cuando Adams Smith, escribe su obra cumbre: las riquezas de las naciones. Mientras tanto, en otra época y basado en los legados de Smith, el economista Vilfredo Pareto, inicia explicando las desigualdades dentro de las organizaciones dejando para la humanidad el concepto 80-20 que posteriormente fue introducido a las empresas por Joseph M. Juran, otro economista que fue capaz de darnos a entender que el 20% de nuestras acciones nos generan el 80% de nuestros resultados. Principio que se puede aplicar también a muchos ámbitos de la vida diaria.

Aunque hoy surge que todo excelente gerente necesita poder gestionar dentro de su empresa sobre la base de otros principios como el de la eficiencia, prioridad y la rentabilidad, el 80-20 puede aportar una gran herramienta gerencial que lleve a los gerentes lograr los resultados que redunden en el buen funcionamiento de la compañía priorizando lo verdaderamente esencial. Lo anterior debido a que se puede palpar que las grandes compañías realizan estudios para poder obtener el nivel de efectividad, eficacia y eficiencia que podría lograrse en la labor gerencial y por supuesto en la labor humana haciendo énfasis en que un excelente gerente hace que se optimice la labor humana dentro de la compañía: hacer que las cosas sucedan.

Ahora bien, dentro de los más grandes errores de los gerentes actuales -según Eglenin Morrison, Magister en administración- encontramos el aplazamiento de las decisiones cuando no se sabe jerarquizar pues no aplazar las decisiones y saber de las actividades que se deban llevar a cabo, saber cuál es urgente o importante para poder lograr que las cosas sucedan, es el éxito y hace parte de los secretos de la gerencia estratégica. Con relación al tema, Bill Gates, -citado por Morrison- afirmó que: “Tras un brillante análisis estratégico, las empresas ponen en marcha una estratégica que fracasa. El problema no es saber a dónde ir, sino en poner en marcha los proyectos”.

Concretamente, dentro la administración actual encontramos varios componentes como la planificación que hace referencia a reducir la incertidumbre con relación a tener dentro de la compañía un plan que vaya de la mano de la visión. Dentro de la visión debemos tener en cuenta la misión y los valores de la empresa. Por ello la misión es el vehículo que nos lleva a lograr la cultura organizacional con nuestro equipo de trabajo para que hagan sus tareas teniendo en cuanta cual es el norte y el destino. Por eso es necesario tener grandes planes y tácticas de acción y que los integrantes sepan cuales son.

Por último, otro de los grandes secretos de la gerencia tiene que ver con la comunicación. Una comunicación que sea efectiva y haga a todos los integrantes participes de la visión de la compañía y que cada una de las personas sean integrantes del proyecto y que hagan que las cosas sucedan. Los componentes que hacen que la gerencia sea exitosa se pueden resumir en que se debe partir primero de un fuerte liderazgo en relación a que las personas sigan la visión y que entre todos se construyan propósitos y metas.

Justamente, Felipe González, expresidente de España, en su libro: En busca de respuestas: El liderazgo en tiempos de crisis; define “es un líder quien tiene la capacidad y la sensibilidad de hacerse cargo del estado de ánimo del otro”. En síntesis, liderazgo consiste en traspasar esa barrera psicoafectiva de las personas que conforman nuestro equipo. Acción que también se puede aplicar en otros ámbitos de la vida diaria y por supuesto en el familiar.

Para concluir, para hacer que las cosas sucedan, un líder debe inspirar, empoderar y transformar con un fuerte liderazgo siendo capaz de desatar el potencial humano con voluntad, ejemplo, coraje, motivación de todos los que lo rodean: en la empresa y en la familia.