Mujeres guerreras - II

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Atenea, hija de Zeus y diosa de la guerra, ayudaba a los héroes griegos como Perseo, Odiseo o Heracles en sus enfrentamientos, dice la mitología.
Fuerza, velocidad, resistencia y agilidad sobrehumanas eran sus fortalezas; diosa de la guerra, la civilización, sabiduría, estrategia, ciencias y justicia, fue una de las divinidades del panteón y diosa olímpica. Más que combatiente, Judith de Betulia es una heroína y libertadora cuando en una sola acción decapita al invasor Holofernes y provoca la estampida de los enemigos. Artemisa Gentileschi, Boticelli y Cristofani Allori, entre otros, han representado esta escena en prodigiosas obras pictóricas.

En el reino de Manipura, antigua India, existió una guerrera, Chitrāngadā. Única heredera del rey Chitravahana, y casada con Arjuna, fue entrenada por su padre en las artes de la guerra y gobierno para defender a su pueblo. En el Lejano Oriente hay muchas historias de batalladoras damas. La cuota japonesa la pone Tomoe Gozen, las más celebre mujer samurái, al mando del general Minamoto no Yoshinaka. Tenía gran talento con el arco y la espada, además de bella y audaz caballista. Luchó en las Guerras Gempei; venció en combate a 2.000 guerreros del Clan Taira. Muchos creen que murió en la Batalla de Awasu, pero el Cantar de Heike asegura que sobrevivió al combate. Con distintos nombres y en dos dinastías aparece Lady Triệu. Feroz guerrera, decía, en relación con el levantamiento de Vietnam contra China 200 años AC: “me gustaría cabalgar tormentas, matar tiburones en mar abierto, expulsar a los agresores, reconquistar el país, deshacer los lazos de la servidumbre y nunca doblar la espada para ser la concubina de cualquier hombre”. Su discurso tocaba fibras nacionalistas; hoy, varias ciudades vietnamitas tienen calles llamadas Bà Triệu en su honor.

Milunka Savic es la mujer soldado más condecorada de la historia; esta serbia combatió en la Guerra de los Balcanes y la Primera Guerra Mundial. Se disfrazó de hombre para entrar al ejército; en una ocasión, ella sola capturó a 23 soldados enemigos. Fue condecorada por Francia, Rusia, Gran Bretaña y Serbia. Virginia Hall fue una espía estadounidense, considerada como la más peligrosa agente de los servicios secretos aliados en Francia durante la Segunda Guerra. Pieza clave en el desembarco aliado en Normandía, comandó a más de 100 hombres en acciones de saboteo a los nazis. Había perdido una pierna izquierda en un accidente, era coja, hablaba varios idiomas y tenía una educación envidiable aun para el más preparado de los hombres. Por sus distintas y efectivas actividades, los nazis la pusieron en la mira, fue capturada, se fugó hacia España, nuevamente capturada y rescatada por su gobierno, terminó trabajando para la OSS, hoy la CIA.

Del lado soviético, Nadezhda Popova, aviadora militar, lideraba el 46° regimiento de bombardeo nocturno compuesto únicamente por mujeres, llamadas las Brujas de la Noche. Realizó más de 850 misiones en viejos biplanos de madera y lona, 18 en una sola noche. Aliya Moldagulova fue una letal francotiradora; contabilizó 91 bajas enemigas en la 54° brigada de fusileros. Otra francotiradora, Yekaterina Térekhova sargento mayor del Ejército Rojo, se destacó en la Batalla de Leningrado, eliminando a 23 soldados enemigos, 30 dicen otros; contabilizó 122 bajas confirmadas, y enseñó sus habilidades a 512 soldados. Natalya Kovshova, otra francotiradora rusa, fue enviada al frente de batalla, logró 167 bajas confirmadas. Lyudmila Pavlichenko, francotiradora ucraniana del Ejército Rojo, logró durante la Segunda Guerra Mundial 309 bajas demostradas. Todas fueron reconocidas como heroínas de la URSS.

Estas historias fascinantes son una pequeña muestra de esas valerosas féminas, capaces en afrontar los retos más peligrosos a la manera de Odiseo, guerras incluidas. También están las silentes guerreras colombianas; madres solteras, cabeza de familia, viudas por la violencia, discriminadas laboralmente, que luchan a diario por sacar adelante a sus familias. Son heroínas reales, no reconocidas, pero sí vapuleadas por esta sociedad excluyente. A ellas rindo este pequeño homenaje escrito.