Mujeres guerreras - I

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Si se habla de ejércitos, regularmente evocamos a generales triunfadores o soldados temibles es un grupo de hombres poderosos capaces de enfrentar fragorosos combates. No obstante, muchas mujeres han peleado con honores en los campos de batallas, casi nunca con los reconocimientos que merecen. Empero, la historia es pródiga en relatos de féminas bélicas.

La mujer guerrera más conocida es la francesa Juana de Arco, aquella jovencita llamada también la doncella de Orleans, que contribuyó a terminar la dominación inglesa a Francia durante la Guerra de los Cien Años. Era una niña cuando el arcángel Miguel, Santa Margarita y Santa Catalina le encomiendan salvar a su nación de los ingleses; se presenta ante la corte, el rey Carlos VII cree su historia y le envía a Orleans con un ejército de socorro, obligando al retiro enemigo. Logra sucesivas victorias hasta cuando es capturada y condenada la hoguera con cargos de herejía. Décadas después, la iglesia le considera inocente, Napoleón Bonaparte la declara símbolo nacional de Francia y es canonizada por Benedicto XV.

El ejército femenino más reconocido es el de las amazonas, aquellas guerreras antagonistas de los griegos. La mitología griega les confiere la paternidad de Ares, dios de la guerra, y la ninfa Harmonía. Eran una sociedad exclusivamente femenina y los hombres eran bienvenidos únicamente con fines reproductivos; mataban a los bebés varones. La historia nos recuerda, entre otros famosos combates, el duelo de Aquiles contra Pentesilea, o el de Hércules contra la reina amazona Hipólita como parte de sus doce trabajos. Las amazonas se destacaban por sus habilidades para cabalgar y su coraje en combate. No obstante, fueron derrotadas por Teseo, Hércules y Belofonte.

Cuando los vikingos aterrorizaban al continente europeo, algunas mujeres iban al mando de las tropas; se habla de la legendaria guerrera Birka. En las sagas nórdicas aparecen nombradas unas doncellas escuderas, las Skjaldmö, que participaban en las batallas junto a los hombres; narra el danés medieval Saxo Grammaticus que 300 de estas doncellas combatieron en la Batalla de Brávellir contra el rey danés Harald Hilditonn. Los broches de Tissø, Dinamarca, representan mujeres armadas a caballo; en Harby se halló la figura de una mujer provista de espada y escudo; en el tapiz de Oseberg se aprecian mujeres vikingas empuñando distintas armas.

Artemisa de Caria fue reina sátrapa y la primera almirante que se conozca. La batalla de Salamina se produce por la invasión del rey persa Jerjes I a Grecia; cuando la flota persa parecía derrotada, el valor de Artemisa la salvó del desastre. Hundió 9 trirremes griegas; cuenta Heródoto que al final de la batalla Jerjes dijo: “Mis hombres se han convertido en mujeres, y mis mujeres (Artemisa) en hombres”. Boudica, en el siglo I AC, fue líder de la tribu celta de los icenos. Combatió a los romanos al mando de 100.000 guerreros, dando de baja a unos 70.000 del ejército invasor. Tácito y Dion Casio refieren que esta aplastante derrota hizo pensar a Nerón en el retiro de Britania. Pero Cayo Suetonio Paulino, la enfrentó, derrotándola en la batalla de Watling Street; Se cree que se suicidó, pero su cuerpo no fue encontrado. 

Palmira, efímero reino, se rebeló contra Roma y Persia. Luego del sospechoso asesinato de su esposo Septimio Ordenato, Julia Aurelia Zenobia se convierte en regente de su hijo Vabalato, y posteriormente reina. Bajo su mando, Palmira alcanza su máximo esplendor cuando el Imperio Romano estaba en decadencia y el Imperio persa sasánida aun no se consolidaba. Esta mujer, al mando de sus tropas conquista Egipto para reclamar la corona en nombre de su hijo y Asia Menor. Enfrentada al emperador romano Aureliano, cae derrotada en la Batalla de Emesa. Alcanza a huir con su hijo, pero es capturada por sus enemigos y llevada a Roma; es humillada en un desfile público, perdonada y se le permitió una lujosa vida de exiliada en Tibur (Tívoli).