Psicólogos y psiquiatras de gran talla garantizada, en el pasado, han estudiado e investigado esta temática, y vale la pena recordar qué descubrieron algunos de estos. Por ejemplo, Freud dice que el problema radica cuando la energía sexual, que es la fuente principal y vital del hombre para un desarrollo normal y eficiente en todo el conjunto psíquico y físico, se canaliza hacia otras actividades distintas que obligan al sujeto a tomar una actitud mental negativa hacia la sexualidad, con repercusión sobre la sociedad.
Skinner planteó en su teoría del "Conductismo", que el problema psicológico del criminal se debe a que su conducta ha sido condicionada en forma negativa y desequilibrada, que no corresponde a la armonía del medio ambiente, y esto le causa un daño a su personalidad.
Erick Berner en su "Sistema Psicoterapéutico Transaccional" sostiene que el origen del criminal es provocado por alteraciones del equilibrio de los diversos estados del "Yo" que contaminan su parte estructural anímica.
También encontramos a Frederik Perls con su "Psicología de la Gestalt" que sostiene que la criminalidad tiene su origen porque el sujeto siempre está identificado con la extereo-psiquis o mundo sensual y que por lo tanto no vive el momento, el "aquí y el ahora".
J. Gurdjieff, habla en sus tesis psicológicas de las "Doctrinas de los Muchos Yoes"; que la situación anómala de la persona o la causa de todos los problemas de la personalidad humana, radica exclusivamente en el ego que vive y tiene como sede central la mente.
Luego aparece el ruso P. Ouspensky, manifestando que la criminalidad del individuo está latente en su psiquis.
Palabra que quiere decir nuestra "manera de pensar y sentir"; y sostuvo que todos los delitos conocidos y cometidos por el ser humano, son fabricados o creados por la mente y que los grandes o pequeños crímenes, han sido productos de la mente; toda la maldad humana sale de la mente; toda la perversidad del mundo pertenece a la mente que fabrica todo eso.
Pero entonces, ¿Por qué se corrompe la mente? La mente de los niños es dúctil, elástica, pronta, alerta. Para nadie es desconocido de cómo los niños gozan preguntando a sus padres y maestros sobre tales o cuales cosas, ellos desean saber algo más, quieren indagar y por eso preguntan, llegan a observar ciertos detalles que los adultos no perciben.
Pero conforme pasan los años, conforme avanzan en edad, la mente del niño se va estereotipando poco a poco, se va tornando subconsciente, y va quedando, a medida que se aproxima su estado de adulto, fija, petrificada, y todo lo empieza a ver a través de sus ideas fijas.
Es ese uno de los motivos por el cual la Moderna Pedagogía insta a los padres y profesores encargados de formar la personalidad de los hijos y educando a estudiar muy a fondo la mente, a fin de que puedan orientar a las nuevas generaciones inteligentemente.
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