Germán Castro Caycedo, el cronista mayor

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Hace muchos años leímos una narración que atrapó nuestra joven atención. Se trataba de un personaje que se perdió en la selva, convivió con los indígenas pero en condición de retenido, porque anhelaba volver a la civilización. Sus captores, sabedores del día en que pasaba una embarcación cerca de ese paraje, lo durmieron y el personaje no tuvo conocimiento de ese hecho. Este relato se titulaba ‘Perdido en el Amazonas’. Con la muerte de Germán Castro Caycedo es inevitable recordar sus obras y entre ellas la publicada en 1978 con el mismo nombre del relato que hemos citado en este párrafo: ‘Perdido en el Amazonas’.

     Germán Castro Caycedo estudió antropología en la Universidad Nacional de Colombia. Desde los veintisiete años se dedicó al periodismo, especialmente a la crítica social. Su paso por el periódico El Tiempo y su vinculación a la programadora RTI le permitieron desarrollar sus excelentes cualidades de cronista, especialidad en la que adquirió gran prestigio y lo hizo merecedor de muchos primeros premios. Dirigió durante  veinte años el programa ‘Enviado Especial’ en RTI Televisión, dedicado al periodismo de denuncia. Obtuvo dieciocho premios nacionales e internacionales, el Premio Mergenthaler y su trabajo fue publicado en España, Francia, Grecia, Hungría, China y Japón. Castro Caycedo fue un excelente narrador de historias. No obstante disponer de una capacidad imaginativa asombrosa, sus relatos pertenecen a la “literatura de no ficción”, género al que pertenecieron Ernest Hemingway (‘El viejo y el mar’) y Truman Capote (‘A sangre fría’).

     En ‘Mi alma se la dejo al diablo’ el autor siguió el rastro del personaje principal; reconstruyó paso a paso su errancia entre la manigua y casi asistió al deterioro mental que lo llevó a escribir su fatídico deseo en una simple hoja de papel. Era característica de Castro Caycedo verificar ‘in situ’ los datos consignados en sus obras. Así lo notamos en ‘El Karina’ y en otros trabajos suyos. En muchas ocasiones puso en peligro su vida, ora por accidentes imprevistos, ora por atentados bien previstos.

     ‘El Karina’ es un testimonio que hace parte de la historia de Colombia y de los últimos movimientos guerrilleros. El cronista Castro Caycedo, como acostumbraba hacerlo para sustentar sus obras, realizó viajes internacionales en busca de la autenticidad de sus fuentes. En 1999 ‘El Karina’ fue premiado en España como el mejor libro publicado ese año. Recibió el  Premio Rodolfo Walsh.

     Frente a las producciones de Castro Caycedo es difícil señalar preferencias. Admiramos la forma detectivesca, con detalles minuciosos que mantienen la atención del lector en ‘Objetivo 4’. La combinación y el cruce de entrevistas que encontramos en este libro nos dicen que estamos en presencia de un extraordinario cultor de la palabra. Además, el resultado no tiene nada que envidiar a un buen guion para cine.   

     Con la ausencia de Castro Caycedo el panorama periodístico colombiano sufre una mengua muy sensible. En algunos títulos de sus obras advertimos su amor por esta tierra pero al mismo tiempo percibimos su desencanto. Leamos, para comprobarlo, ‘Colombia amarga’ (1976), ‘El palacio sin máscara’ (2008), ‘Nuestras guerras ajenas’ (2014) y ‘Huellas’ (2017). Otras obras de Castro Caycedo son: ‘El hueco’, ‘El cachalandrán amarillo’, ‘El huracán’, ‘La bruja’, ‘En secreto’, ‘El alcaraván’, ‘La muerte de Giacomo Turra’, ‘Hágase tu voluntad’, ‘Colombia X’, ‘Con las manos en alto’, ‘Sin tregua’, ‘Más allá de la noche’, ‘Que la muerte espere’, ‘Operación Pablo Escobar’ y  ‘La verdad oscura’.

     Porque no oteamos en el horizonte un idóneo sucesor de Germán Castro Caycedo, tenemos que decir ante su tumba: ¡Nos va a hacer mucha falta el hombre!