La testarudez y codicia humanas: nuestra mayor amenaza

Columnas de Opinión
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El primer gran riesgo que se corre, por no atender las señalizaciones viales, es nada más y nada menos, que el de…perdernos…al desestimar las indicaciones relacionadas con el destino, en caso de ramificaciones o intersecciones viales; pero, el más alto riesgo que se puede materializar, si desatendemos las orientaciones preventivas de advertencia de peligros o las señales de tránsito reglamentarias que establecen límites de velocidad y prohibiciones de adelantar en curva, es el de… accidentarnos y afectar a terceros.

En efecto, si no tenemos en cuenta estas indicaciones viales… no estamos teniendo en cuenta la racionalidad y el conocimiento de la orografía presente en estas señalizaciones realizadas por las autoridades de tráfico vehicular.

De manera semejante, tal como lo señalamos, las orientaciones éticas, expresadas en el decálogo bíblico y en los principios de contenido formal, como el llamado primer imperativo categórico de Kant, se pueden considerar análogas a las señalizaciones viales, pues si no las atendemos no solo corremos el riesgo de perdernos, como en efecto lo estamos, dados los síntomas inequívocos del extravío por el incumplimiento de los principios de no matar, no robar, no mentir, ni codiciar, por mencionar solo algunos de los mandatos despreciados por el hombre, sino que podríamos llegar al colapso de nuestra civilización, si insistimos en menospreciar las orientaciones éticas, de manera similar a como lo hacen quienes se accidentan en las carreteras, por no atender las señales de tránsito de advertencia de peligro.

En consecuencia, al no tener en cuenta la racionalidad y el conocimiento de la naturaleza humana presente en las orientaciones éticas realizadas por los estudiosos del tema que han deducido los principios inscritos en nuestra naturaleza humana, no solo no llegamos al pleno desarrollo del hombre y del colectivo…sino que estamos en riesgo de colapsar al planeta, al igual que la persona accidentada, que no tuvo en cuenta las indicaciones de velocidad recomendada y las prohibiciones de adelantar en curva.

Persistir en el desprecio o la ignorancia de tales principios, además de constituir la forma más grave de degradación en el hombre, nos podría conducir al colapso de la civilización, al profundizarse la indignante injusticia social y los quebrantos de salud del planeta gravemente enfermo.

La codicia de las grandes multinacionales tecnológicas de digitalización del mundo que tienen como meta alcanzar hasta el último rincón del suelo y el cielo con internet, cuyos requerimientos de energía y materiales exceden lo que el planeta Tierra da de sí, tal como lo afirma la pensadora canadiense Nahomi Klein, podría acelerar el deterioro de la casa común y/o superentidad viviente que habitamos.

Lo anterior, nos impone, por tanto, el deber y la valentía de levantar la voz para que se decida de manera democrática el rumbo de nuestras sociedades y la urgente necesidad de retomar el sendero señalado por las orientaciones éticas reseñadas para no materializar el riesgo de colapso, dada la vulnerabilidad en la que hemos postrado al planeta y la amenaza de la testarudez y codicia humanas.