Protesta pacífica Vs. Vandalismo

Columnas de Opinión
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Es muy importante aclarar en estos momentos de zozobra e incertidumbre a los ciudadanos que en la legislación colombiana el derecho a la protesta social está plasmado explícitamente en la Constitución en el artículo 37 que dice que “toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente”.
Ojo pacíficamente es aquella que se realiza en cualquier espacio público sin armas, expresando su opinión o exigiendo derechos de manera no violenta; la cual debe ser así la protesta social la cual es un derecho de máxima importancia porque es el derecho que permite exigir y lograr que se hagan realidad todos los demás derechos.

En todas las sociedades hay conflictos; los conflictos sociales son situaciones en que dos o más grupos que tienen intereses que son mutuamente incompatibles, o desacuerdos sobre la mejor manera de solucionar temas que afectan a todos, o cuando un grupo se siente agraviado porque sus derechos han sido incumplidos. Normalmente se esperaría que las sociedades tengan sistemas institucionales que permitan tramitar esos conflictos. Ese es el rol, principalmente, del sistema judicial. De manera individual llevamos ante los jueces nuestros problemas con otros para que ellos juzguen cómo se deben solucionar de manera justa. Y de manera colectiva también son a veces los jueces los que ayudan a dirimir nuestros conflictos. Otras veces es el sistema político, compuesto por los legisladores y los mandatarios que elegimos en las urnas, el que decide cómo nos vamos a organizar como sociedad y a cuáles problemas les vamos a dar solución primero cuando no se puede hacer todo al tiempo.

Muchos extrañan las épocas donde la capital de Colombia era una urbe de civismo y de buena educación, cultura general, entre otros aspectos que la hacían diferente de otras ciudades; que eran las características de los habitantes de una metrópoli que había merecido, hoy esto ha pasado al olvido una ciudad como muchas ciudades de Colombia donde no existe el civismo y las buenas costumbres, que hoy ya no merecemos ante la proliferación de la mala educación y el vandalismo que se han tomado en las diferentes ciudades principales de nuestro país; donde hoy no se respetan las filas en un Banco, transporte urbano o público, no hay miramiento por los mayores y se destruyen las propiedades citadinas, los ataques de los hampones de todos los pelajes; que han convertido en invivible nuestra territorio enmarcado por el odio y la ignorancia de muchos, donde no se puede poseer un teléfono celular, no se puede salir de noche, es peligroso tomar un taxi y es más riesgoso subir a un bus que meterse en la jaula de un tigre.

Desafortunadamente, la falta de urbanidad y de civismo se han tomado las diferentes ciudades principales del País, que ha sido invadida por patanes y vándalos que recorren las calles, parques y barrios causando todo tipo de daños, que incluyen desde pintura de paredes y monumentos. Ese hecho me lleva a pensar que hemos sido objeto de una invasión de antisociales, que no aprecian la historia ni a los ciudadanos de bien. Creo que ese es el pago de la inmigración indiscriminada de sujetos que no nos quieren, sino que, por el contrario, nos odian por resentimiento, por envidia, por falta de pertenencia, empezando por los lugares y objetos más queridos por las personas de bien.

Tal vez la raíz del problema está en la falta de educación de los jóvenes y ciudadanos, que no respetan aquello de que “la pared y la muralla son el papel de la canalla’’. Y que conste que ese aforismo no es de este horrible siglo XXI, lleno de ladrones, serrucheros, y corruptos, sino que viene desde las épocas de la urbanidad de Carreño, que ha sido olvidada.
Preocupante situación en toda la nación y ojalá no lleguemos a un estado de conmoción interior que no es la solución, más bien el llamado a las diferentes corrientes políticas y líderes sociales en razón de construir una salida con diferentes actores internacionales (PMA, Unicef, OMS, PNUD, OCAH, ACNUDH, Cruz Roja y demás actores) conllevando a una gran mesa de concertación internacional para salir avante ante esta situación.

Para reflexionar: “No es momento de salir a decir que este gobierno no sirvió o para muchos a través de la fuerza es la salida, es momento de construir y unificar criterio para poder salir adelante ante nefasta situación interior de nuestro país.”