Cinismo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Más tenida como una secta, la escuela filosófica del cinismo tuvo por fundador a Antístenes, discípulo de Sócrates. No tuvo la prudencia de su maestro; por su ascética sobriedad, se presentaba en público mal vestido, cubierto con una larga capa, barba larga y descuidada, apoyado en una vara.
Despreciaba lo que la mayoría buscaba con avidez: riqueza, reputación y dignidades. Para la felicidad solo basta la virtud, y el valor consiste en acciones y no en palabras; por su extremada vanidad, no ocultaban su orgullo y se exponían a la burla. Siendo propio de los dioses no tener necesidad alguna, quien tuviese menos necesidades se acercaría más a la Divinidad. La palabra cinismo se asoció a desvergüenza, descaro o insolencia. Los cínicos de hoy conservan estas últimas características, pero, al contrario de los primigenios, no renuncian al dinero, las comodidades, el reconocimiento, el orgullo y las acciones de muy dudoso cuño. Según el DRAE, el cinismo es la desvergüenza en el mentir, o la defensa y práctica de acciones vituperables; también, impudencia, obscenidad descarada. ¿Qué mejor ejemplo de ello que nuestros gobernantes?

En un acto de cinismo supremo, el gobierno alcabalero proyecta una reforma tributaria regresiva, en el que la carga impositiva recae más duro entre quienes menos tienen, favoreciendo más a los más ricos. No sé si por ignorancia o arrogancia, pidieron un “esfuerzo patriótico” porque el país “solo tiene caja para seis o siete semanas”. Pero, ¿para adquirir innecesarios helicópteros de USD 13 millones, o comprar aviones de guerra por USD 4500 millones sí hay dinero? ¿Para repartir raudales de mermelada a los corruptos que votarán por el engendro tributario sí hay dinero? ¿Para publicidad inútil o mantener un telediario presidencial con ínfima sintonía sí hay dinero? ¿Para crear consejerías inútiles o innumerables corbatas en el servicio exterior como pago de favores sí hay dinero? ¿Para mantener la vida versallesca de los gobernantes (salarios altísimos, pasajes, celulares, escoltas, asesores, camionetas blindadas, etc.) sí hay dinero? ¿Para mantenerles primas mensuales a los congresistas por 14 millones “para asistir a Bogotá a las sesiones” estando en virtualidad despachando desde casa, sí hay dinero, incluso para los que viven en Bogotá? ¿Para la guerra inútil sí hay 25 billones cada año? ¿Desaparecen del erario 50 billones cada año, pero no actúan real y efectivamente contra la corrupción?

Sin precedente alguno, en la próxima clavada tributaria (viene porque viene, no lo duden; corre mermelada a raudales), se pretende gravar el café, el chocolate o el azúcar, productos básicos de la canasta familiar. Para justificar semejante adefesio, una tristemente célebre senadora afirmó que, en Colombia el café no es para el desayuno. Sí, sucede en nuestro país, uno de los mayores productores de café, fuente importante de ingresos nacionales; sí, en un país en dónde mucha gente solo tiene para desayunar con un café aguado. ¿En qué mundo vivirán algunos gobernantes? Recordé la anécdota atribuida a María Antonieta poco antes de la revolución francesa: se dice que la joven esposa de Luis XVI se enteró de una revuelta campesina porque el pan escaseaba y, pensando en que todos los ciudadanos tenían vida palaciega, habría dicho: “Qu´ils mangent brioche” (“que coman brioche”), hoy conocida como “a falta de pan, buenas son tortas”. En realidad, la frase fue de la cínica, cruel e ignorante María Teresa de Austria, esposa de Luis XIV, pronunciada un siglo antes. María Antonieta sí escribió esto: “Al ver a las personas que nos tratan tan bien a pesar de su propia desgracia, estamos más obligados que nunca a trabajar duro por su felicidad. El Rey parece entender esta verdad”.

¿Entenderán nuestros cínicos gobernantes la situación actual, agravada por la pandemia, o será un vulgar cinismo como el de María Teresa de Austria el que los aleja de la realidad de millones de colombianos que pasaron de la pobreza a la miseria mientras del derroche de cinismo campea en los palacios de gobierno?