Lee Kuan Yew

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Con mucha frecuencia hago comparaciones estadísticas entre los municipios de Colombia y casi siempre encuentro diferencias abismales. Por ejemplo, el municipio que se compare con Envigado casi siempre sale relegado pues es próspero y se mantiene casi siempre entre los primeros lugares en desarrollo y empleo para sus habitantes.
Ahora bien, de Colombia habría que decir que es el empresario el que crea bienestar para los trabajadores en el sentido de que al tener empleo pueden cubrir sus necesidades. En síntesis, Envigado le viene apostando desde hace años a que su burgomaestre sea un empresario.

Desde otra óptica, también es necesario hacer comparaciones del escalafón de los países más ricos. Encontrado que depende de cómo se midan. Para esto los economistas tienen tres formas. La primera, de acuerdo a su PIB –suma de todos los bienes y servicios que producen en un año- donde según datos del Banco Mundial, Estados Unidos y China son indestronables.

Segundo, al dividir el PIB entre la cantidad de habitantes -PIB percápita- surge que los más ricos son Luxemburgo y Suiza.

Y, por último, se mide con la capacidad de compra de las personas en un determinado país. Esto se conoce como: paridad de poder adquisitivo. En este índice, Qatar, Macao, Luxemburgo y Singapur son considerados los más ricos.

Yéndonos al otro extremo de la estadística, según estudio en 2018 del Banco Mundial, los países más desiguales del mundo son: Sudáfrica, Haití, Honduras y Colombia. Una desigualdad medida en razón de que los pobres cada día están más en la miseria.

Por lo anterior, esta vez vamos a echarle un ojo a un país ubicado al sur de Asía, formado por 63 islas que pudo salir adelante ocupando selecto lugar entre los países más ricos del mundo porque sus habitantes son ricos, trabajan duro y tienen excelente paridad de poder adquisitivo: Singapur.

Este insular país que en los años 60 era menos desarrollado que Colombia con la llegada al poder ejecutivo del abogado, empresario, estadista y político Lee Kuan Yew, empezó una vertiginosa subida a la cumbre hasta lograr hoy ser reconocido como uno de los más ricos del mundo.

Lo primero que hizo al llegar al poder fue distanciarse del “Estado Benefactor”, quitando los subsidios del Estado, pero remplazado por trabajo digno bajo el lema: “una cosa es ayudar a quien lo necesita y otra es subsidiar el parasitismo”. En muchas entrevistas afirmaba que esos subsidios que daba el Estado “minaban el espíritu de una persona que no la dejaba prosperar ni salir adelante”. En nuestro país ocurre algo muy particular con estas ayudas económicas o subsidios porque cuando son de un valor significativo van a parar a los grandes conglomerados económicos.

Lo segundo fue atacar de frente la corrupción a la que le implantó cadena perpetua a los corruptos para luego llevarlos a la pena de muerte con: “Si tu acto de corrupción provoca al menos una muerte, serás ejecutado”.

Y, por último, con el control del gasto público pudo robustecer con superávit las arcas del Estado bajo otro de sus lemas: “El Estado debe crear las reglas favorables de la economía para la inversión y los empresarios crean su propio desarrollo”.

Para concluir, Colombia podría ser la bisabuela de Singapur, pero al compararlos nuestro país queda muy relegado. Prácticamente están en polos opuestos: uno de los más ricos y el otro de los más desiguales. Por último, afirmar que Singapur salió adelante por las medidas que tomó su primer ministro y el empuje de sus empresarios.

Entonces, el camino es colocarle dinero en los bolsillos a la gente, pero producto de un excelente empleo. Se debe atacar de fondo la informalidad laboral que no aporta ni a la gente ni al Estado.