El origen

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Desde el origen de la humanidad comenzamos a buscar la manera de vivir más, de estar más tiempo en este planeta disfrutando de nuestra familia.

Noten que la muerte siempre ha sido un misterio que muchos aprovechan para meterle miedo y terror a otros mucho más incautos. 

La iglesia por muchos años se ha aprovechado de nuestro miedo a morir y se inventó eso del infierno y el purgatorio. Recuerdo desde niño y hasta mi juventud que en los velorios pasábamos toda una noche rezando a las almas del purgatorio para que le dieran el último  empujoncito al difunto y no lo dejarán penando y vagando por el reino de las penas.  Fueron muchas las trasnochadas con mi abuela haciendo el rosario para encomendarnos a esas benditas almas. Pero, de un momento a otro un papa dijo que eso no existía y ordenó no más oraciones a estos seres en pena, que los buenos derechito al cielo y los malos al infierno. Punto. 

A veces pienso que la iglesia basada en el miedo nos tuvo muchos años sumidos en el terror y aún hoy es mucho el poder que tienen sobre la ciencia que nos van soltando episodios científicos con gota a gota. Lo relacionado con los extraterrestres en apenas uno de ellos. 

En alguna ocasión Don Quijote de la Mancha en conversación con Sancho Panza manifestó que: 

"Lucho contra tres gigantes, querido Sancho; estos son: el miedo, que tiene fuerte raigambre y que se apodera de los seres y los sujeta para que no vayan más allá del muro de lo socialmente permitido o admitido; el otro es la injusticia, que subyace en el mundo disfrazada de justicia general, pero que es una justicia instaurada por unos pocos para defender mezquinos y egoístas intereses; y el otro es la ignorancia, que anda también vestida o disfrazada de conocimiento y que embauca a los seres para que crean saber cuando no saben en realidad y que crean estar en lo cierto cuando no lo están. Esta ignorancia, disfrazada de conocimiento, hace mucho daño, e impide a los seres ir más allá en la línea de conocer realmente y conocerse".

Por otra parte, la ciencia nos abre al mundo ayudando a superar los miedos eternos con observaciones, experimentos y reflexión racional anunciados con el método científico los cuales la iglesia de vez en cuando acepta pero nos trae sus  métodos como la intuición, la revelación y la interpretación del libro sagrado para llegar a la verdad. 

En síntesis, los jóvenes de hoy ya no se tragan entero cómo los jóvenes de mi época los principios y postulados de la iglesia sobre la creación del planeta en 7 días ni los del origen del ser humano. Los jóvenes se han estado retirando en silencio, no asisten a los rituales religiosos dando inicio lento pero aplastante a una gran crisis de fe. Estos chicos protestan a su manera. 

Para concluir, el conflicto entre ciencia y religión podría evitarse si cada una respeta los postulados y posiciones de la otra, pues la ética y los valores que ha traído la religión son fundamentales para que no seamos caníbales, no nos matemos a diestra y siniestra, no abortemos por deporte, nos respetemos, seamos tolerantes y sobre todo generosos. Así las cosas, que la ciencia no se meta en lo que sería moral o inmoral ni en cómo sería el sentido y propósito de nuestras vidas. La ciencia podría preocuparse en cómo alargar la vida, vivir cien años bien vividos, el origen del ser humano y si estamos solos o no en el universo.

Y de las vacunas.