Solidaridad, amor y justicia social VS adversidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Adversas circunstancias afronta la humanidad, no solo a raíz de la propagación  incontrolable de ésta pandemia, razón por la cual el año 2.020 no fue el mejor.

Se cierra la presente anualidad con una crisis impensada en el orden económico, sanitario, cultural y social, factor que nos da la opción y alternativa de unirnos más los unos a los otros para fortalecer los lazos familiares y de amistad.

Bajo estas circunstancias es un imperativo ético, empoderarnos en principios morales donde prime la responsabilidad, solidaridad, el amor y tolerancia en procura de potenciar el don de servicios de cada quien para el bienestar general con lealtad, entereza y comprensión. Debemos compartir el bienestar integral como el amor, la fraternidad y la paz, ya sea en forma física o virtual; a no dudarlo, estamos viviendo un apocalipsis hecho realidad; afrontamos momentos de gran incertidumbre que ameritan replantearnos un cambio y transformación en nuestra forma de pensar y actuar; sobre todo la manera de cómo afrontar la sustentabilidad y la sostenibilidad, hechos éstos que acondicionan la vida de los seres humanos.

En este orden de ideas preocupa y de que forma la parálisis de actividades, la falta de empleo y la crisis económica de millones de familias en el mundo entero. Es aquí donde los gobernantes deben actuar con justicia social, apartados de la corrupción, convertida en el cáncer que carcome los cimientos de la sociedad; justicia social para que haya bienestar general y productividad, desarrollo colectivo, competitividad y progreso para todos.

Como puede interpretarse la pandemia afectó de forma dimensional el crecimiento de las naciones, ahondó de manera dramática los niveles de igualdad y desigualdad, originando nefastas consecuencias para la cohesión social, la confianza y la institucionalidad; todo ello nos obligó a buscar soluciones inmediatas y tomar decisiones razonables para cambiar el rumbo de lo que está sucediendo hoy.

Lo anterior es un testimonio palpable que indica que estamos viviendo tiempos muy difíciles, que nos motivan a impulsar acciones que permitan abrir nuevos caminos para enfrentar con seguridad y responsabilidad, sobre todo con determinación voluntaria. No hay que olvidar que el desarrollo de los pueblos está supeditado al carácter y acciones de sus ciudadanos, de su fortaleza y de una adecuada institucionalidad.

Debe el mundo crecer la solidaridad, el amor y la justicia social para ayudar a los más necesitados en especial, en éstos difíciles tiempos; se requiere ahora, más que nunca demostrar nuestro valor y coraje al frente de tantas vicisitudes y confrontaciones que día a día deterioran nuestros estados de ánimo. De ahora en adelante es vital compartir nuestros principios, valores y actitudes para no seguir aislándonos. Es menester estar cada día más integrados, unidos entorno al tejido social, para así poder en masa enfrentar las dificultades.

Nuestro Estado social y de derecho, está obligado a aportarnos herramientas e instrumentos para convertirnos en una sociedad de plenitud de servicios públicos y demás componentes básicos e indispensables que permitan fortalecer nuestra calidad de vida; atentos debemos seguir avanzando, es fundamental despertar, tener conciencia clara de lo que sucede hoy; tener una visión objetiva de cómo y hacia dónde vamos, cuáles son nuestras fortalezas y debilidades; urge voluntad de entendimiento y capacidad para dejar atrás las diferencias con los demás. No olvidemos que, si potenciamos la solidaridad, el amor y la justicia social, estamos enfrentando la adversidad de los difíciles tiempos que vivimos actualmente.