Entre la crítica y la lambonería

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Difícil entender en qué anda el Partido Liberal: su jefe vitalicio César Gaviria, está dedicado a criticar el gobierno del presidente Santos, y el director, Rafael Pardo y el jefecito Simón Gaviria, están dedicados a la lambonería con el actual Presidente pidiendo desde ya su reelección.

Que delicia es no estar en medio de esas dos posiciones que o son muestra de una gran incoherencia o son parte de un plan maquiavélico. Para nadie es un secreto que el gran poder de esta nueva trinca la tiene el ex presidente. No sólo es el más inteligente, el más hábil, el más experimentado, sino que manda a los otros dos.

A Pardo porque éste le debe todo lo que es y lo que pudo ser y a Simón porque es nada menos que su hijo, su heredero político, su delfín. Vale la pena recordar que el ex presidente Gaviria salió a apoyar a Santos cuando era fundamental que Simón fuera, más temprano que tarde, presidente de la Cámara de Representantes.

Muchas de las críticas que el ex presidente Gaviria ha hecho en foros de empresarios son válidas y otras, precisamente porque se hacen enfrente de los dueños del capital y no frente a sindicalistas o trabajadores informales, generan una cierta sospecha. Es cierto que este gobierno no ha podido con los problemas de la salud que lejos de resolverse se agravan, pero jamás ha planteado lo que realmente se necesita, revisar a fondo la Ley 100 que él apoyó y que le costó la renuncia a varios funcionarios del Seguro Social.

Parecería que de acuerdo con sus posturas conocidas, a pesar de la evidencia, cree que el sector privado manejaría la salud como un derecho, como lo manda la Corte Constitucional, cuando es evidente que lo que hizo fue el negocio de su vida. A propósito, ¿por qué no hay nadie en la cárcel ni realmente investigado en todo este escándalo? El presidente de SaludCoop goza de buena salud.

Pero la insistencia del ex presidente Gaviria en la Orinoquía, porque sin duda se refería a esa parte del país hoy el bocato di cardinalli de los grandes grupos económicos del país, cuando dijo que había que aumentar la inversión privada en infraestructura y que era necesario volver productiva la tierra que está sin usar, deja muchas preocupaciones en aquellos que creemos en la impostergable necesidad de trabajar en el campo mal explotado.

Esta posición es coherente con lo que hizo en su famosa apertura: ni una palabra de campesinos, de arreglar esta parte del país que vive dos siglos atrás. Mejorarle el ambiente de negocios a los empresarios, eso es lo importante. Y los pobres que esperen. Pero sí tuvo razón el ex presidente en que se puede hacer mucho más en la política económica y que la enfermedad holandesa ya llegó. Muy hábilmente, el presidente Santos que no pelea ni con Urbe, salió a darle las gracias porque le evitó el regaño sobre salud.

Conociendo al ex presidente Gaviria, que sabe muy bien donde se cuecen las habas, lo más probable es que exista un plan que nadie se imagina, inteligente, pero no necesariamente lo que esta sociedad llena de corrupción, de profundas y crecientes desigualdades y de inoperancia estatal, necesita.

Si esto es así, es inconcebible que los liberales de verdad nos quedemos cada vez más sin ese partido de las grandes transformaciones sociales, de abogado de la modernidad pero también de la equidad. Simplemente, ¿se estará consolidando más el modelo del mercado, de los negocios y de las limosnas para los pobres?