Ante la dificultad, entereza

Columnas de Opinión
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A tener entereza, esa actitud que traduce integridad, perfección, valor, fortaleza de ánimo; severa y perfecta observancia de la disciplina; que muestra la fortaleza emocional con la que una persona enfrenta situaciones de dificultad en su vida sin perder la esperanza; que es firmeza de ánimo de quien tiene la capacidad de resistir grandes dificultades en su vida; que es ese carácter estoico que permite a la persona continuar hacia adelante a pesar de su dolor; que llama a superar las situaciones difíciles que se vivan; que además invita a cambiar la paciencia y la tolerancia inactiva por la activa; a ser más íntegros, ejecutar mejor, considerar los valores personales y sociales en cada decisión que tomemos; es lo que obligados estamos a tener en estos momentos funestos para la humanidad.

La verdad es que en la situación actual, la mayor parte de la gente no ha demostrado la entereza que esta emergencia exige; evidente ha sido la indebida relajación frente a la disciplina a seguir, así como el comportamiento soslayado, producto talvez una incertidumbre prolongada, falta de claridad, mentiras y distracciones a las que nos han sometido obligándonos a tolerar lo intolerable, conformarnos y esperar en manos de otros salir de la adversidad, frente a lo que se impone luchar, arriesgar, vencer, redoblar esfuerzos, pensar, reflexionar, planear, proyectar, ejecutar las mejores estrategias, reafirmarnos, reinventarnos, reorientarnos, para salir adelante mancomunadamente, toda vez que la resignación no tiene cabida en esta adversidad. Presente y futuro están sobre el tapete, a la orden del día.

Es claro a todas luces que solo contamos con nosotros mismos y con el apoyo mutuo que podamos darnos para superarnos con entereza y emprendiendo acciones acordes con los momentos que atravesamos para que tiempos mejores lleguen y podamos adaptarnos con flexibilidad, inteligencia y equilibrio frente al cambio que es movimiento: y, bien sabemos todos que lo que no cambia ni se mueve, irremediablemente muere. Tenemos que elegir seguir adelante, asumir el cambio, movernos hacia un mejor lugar, responder de forma activa a la realidad que existe y percibimos, pensar profundamente sobre ella, reflexionar, sentirla y actuar en consecuencia. Es lo que tenemos, es el presente y de lo que hoy hagamos dependerá el futuro.

No caben en estos momentos de crisis y emergencia adentrarnos en apatías, tristezas y desánimos, sino un nuevo reaccionar y accionar lo que sea lo apropiado que permita superarnos y superar la adversidad; no se trata bajo punto de vista alguno, como alguien expresara, conmovernos ante el brillo de la victoria, sino ante la entereza frente a la adversidad. Tengamos presente siempre que ese fulgor llegará a nosotros irremediablemente si seguimos haciendo las cosas bien y sintamos en la realidad que ha podido superarse este presente, en lo que determinantes es el espíritu de lucha personal que nos haga sentir sanamente orgullosos de nosotros mismos.