Ciudades abandonadas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Muchas poblaciones en todo el planeta han quedado sin habitantes y, en otras, el número de pobladores decrece inexorablemente; muy pronto serán pueblos fantasmas. La historia nos cuenta de ciudades florecientes que parecían eternas y que, por distintos motivos, se despoblaron hasta el abandono. Hace 5 años, Aude de Tocqueville publicó un fascinante compendio de civilizaciones desaparecidas.

Teotihuacán, esa megalópolis mexicana que quizás era más populosa que la Roma clásica, fue abandonada inexplicablemente; quedaron como recuerdo sus numerosas pirámides, especialmente las del Sol y de la Luna. Cartago, en el actual Túnez, pagó cara la osadía de enfrentar a la poderosa Roma; la ciudad fue incendiada, borrada del mapa, y declarada maldita. Angkor, en Camboya, fue próspera, cultural y magnífica; entró en declive hasta desaparecer en la jungla por el ocaso del imperio Jemer a finales del siglo XVI; descubierta recientemente, hoy es un emporio turístico y patrimonio de la humanidad. El castillo medieval de África, Gran Zimbawe, fue construido 1900 años antes de Cristo; nadie sabe quiénes lo habitaron y por qué se fueron. Unos exploradores alemanes lo descubrieron en 1866. Sigiriya, en Sri Lanka, tuvo una ciudadela real en la cima de un monte; después de su abandono inicial se convirtió en un monasterio budista; posteriormente, los monjes se fueron. En 1890 fue encontrada por arqueólogos europeos; hoy es un destino turístico. Vinland, en Terranova (Canadá), fue un asentamiento vikingo; se le tuvo por leyenda hasta 1960 cuando se descubrió una colonización danesa en L´Anse aux Meadows. Era tierra fértil apropiada para producción alimentaria, pero los nativos hostiles obligaron al abandono europeo.

Las guerras y desastres también produjeron muchas diásporas: Pripyat, por el accidente nuclear de Chernobyl (Ucrania) en 1986. Belchite, destruido en una batalla durante la Guerra Civil Española. En Oradour-Sur-Glane, Francia, hubo una masacre brutal en 1944, en plena Guerra Mundial. Varosia, un balneario turístico de Chipre, fue cerrado por los turcos tras la invasión de 1974. Hiroshima y Nagasaki, las únicas ciudades que han sufrido un ataque nuclear, estuvieron abandonas mientras la radiación impedía habitarlas.

Las tragedias naturales también han obligado a la diáspora. El barrio Ovni de San Zhi (Taiwan), “las ruinas de futuro”, fue abandonado por las pérdidas y muertes durante la construcción. Beichuan, en China, fue abandonada luego del terremoto de 2008. Centralia, Pensilvania, sufrió un incendio de sus minas de carbón; nunca se pudo apagar y se estima que durará un par de siglos más. Moche, en el Perú, sufrió sucesivamente un diluvio interminable y una sequía prolongada; los moches se dispersaron hacia otras tribus. La fiebre del oro produjo el apogeo de muchas ciudades; al mermar su producción, fueron abandonadas por sus habitantes, como Calico, California. La pequeña isla de Nashima, Japón, fue emporio minero de carbón a finales del silgo XIX; la isla acorazado, antes “ideal”, se quedó sin habitantes en 1974 al cesar la extracción del mineral. Igual pasó en Pyramiden, hoy de Noruega. En Argintera y Monterano, Italia, sucedió lo mismo.

El continente europeo vive el drama de castillos sin señores feudales, iglesias sin fieles y poblaciones abandonadas para siempre. Cinquefrondi, en Calabria, al borde de la despoblación, lucha por repoblarse; los incentivos empiezan con venta de casa a un euro. Carco y Consonno sufrieron la insensatez humana, y se derrumbaron. El Programa Interministerial de Pueblos Abandonados intenta rescatar villas solitarias en España, como Búbal, Umbralejo o Granadilla. China, que intenta dispersar a su población, construyó modernas megaciudades que hoy son casi fantasmagóricas, como Ordos Kangbashi, la mayor ciudad fantasma del mundo, o Tianducheng, una réplica de París sin habitantes. Ashgabat, en Turkmenistán, es la ciudad del mundo con más edificios en mármol, está casi despoblada. ¿Y Colombia? Tiene un largo listado de pueblos fantasmas, muchos de ellos producto de la violencia y la migración en busca de mejor vida; ayudan la carencia de servicios básicos y oportunidades. Ánimas en pena deambulan en ellos.