“Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad” (Charles de Secondac-Barón de Montesquieu)
Otra vez se disparan las alarmas en la oposición venezolana y lo que era un secreto a voces acaba de destaparse de manera absoluta, en razón a que los líderes del antichavismo, y por ende del régimen de Maduro, no se ponen de acuerdo en el mecanismo ni en la estrategia para enfrentar las elecciones que el gobierno está en trance de ganar nuevamente.
La proximidad de las elecciones parlamentarias a celebrarse en diciembre de 2020 descarnó la posición de las diferentes cabezas de la oposición, sobre todo al darse el indulto que el régimen concedió a 110 presos políticos, ante una audaz e inexplicable gestión propiciada por el dos veces excandidato presidencial Henrique Capriles, quien llevaba un considerable tiempo en parco y absoluto silencio, demostrando con ello que el mismo era una estrategia política dentro de sus aspiraciones de aportar su granito de arena para enderezar el camino de la menguada administración venezolana.
Obviamente que este comportamiento de Capriles ha dado para múltiples interpretaciones por quienes han considerado una traición que se haya puesto del lado del régimen, pues nadie entiende cuáles son sus verdaderas intenciones, ya que el bloque que aglutina a una menguada oposición considera un error que con esta actitud le esté dando oxígeno al participar en esas elecciones.
Sin embargo, Capriles resalta que la oposición no puede cometer el mismo error de 2005 al no participar en las legislativas, con cuya ausencia despejó el camino para que la revolución bolivariana consolidara sus fichas, mientras que en el imaginario político muchos de sus compatriotas piensan que ya es hora de arrebatarle el poder a Maduro y su cofradía y nada mejor que enfrentarlo en las urnas y despedazar de una vez el poder de Diosdado Cabello y la caterva de integrantes del cartel de los soles que tiene a la patria de Bolívar sumida en esa desastrosa situación política, social y económica.
Esta inesperada decisión del exgobernador del estado Miranda tiene a más de uno contras las cuerdas, por cuanto con la misma está desafiando el poder del presidente interino Juan Guaidó y, por ende, las desavenencias evidentes con Leopoldo López, el mentor de Guaidó, porque Capriles dice no más a seguir jugando a ser presidente en internet, y a pesar del reconocimiento de más de 50 países, ha servido de poco, porque el problema continua, mientras el pueblo padece penurias, sirviendo de caldo de cultivo a un régimen que pareciera más fuerte y seguro de lo que está haciendo.
También es de tener en cuenta que esa propuesta de la oposición de una consulta popular y no presentarse en las urnas, es otra idea carente de realidad social, al tiempo que la líder opositora María Corina Machado, de manera errónea considera que va siendo hora de sacar a Maduro del poder, pero con la ayuda e intervención de la comunidad internacional, posición descabellada porque el vecindario ha sido pusilánime frente al padecimiento y sufrimiento del bravo pueblo venezolano y pareciera tener miedo al sátrapa..
Esta gaseosa propuesta de una consulta popular causa inquietud al interior de las diferentes vertientes de la oposición, máxime cuando muchos especulan que es necesaria una invasión extranjera disfrazada de paz y estabilización, situación incómoda para Colombia.
Por ello, lo que busca Capriles es enfrentar al poder en las urnas y de esa manera evitar que Guaidó y la oposición pierdan la presidencia del parlamento, porque constitucionalmente esa situación daría al traste con su designación de presidente encargado y ahí se vendría la noche.