Premio Princesa de Asturias a Ennio Morricone

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Entre los recuerdos que deja el cine están, sin duda, los títulos de las películas. Son trampas que atrapan al espectador y muchas veces sobran otros argumentos. Una de esas grandes producciones es “El puente sobre el río Kwai” (1957), cuya banda sonora todavía se recuerda y causa emoción indescriptible al escucharla.
Cuando en la década de los años sesenta se anunciaba una película con un categórico “Voy, lo mato y regreso”, los cinéfilos sabían que no podían faltar a la cita. Al cine había llegado una serie de películas que caricaturizaban al villano de los filmes del Oeste estadounidense. El actor Clint Eastwood, con su cigarro en la comisura de los labios –a veces con la candela por dentro– tenía plomo para todos y avanzaba resuelto hasta encontrar el objetivo de siempre: cobrar recompensas por forajidos abatidos. No recuerdo que hubiese entregado vivo uno solo de ellos; la propuesta era sumamente atractiva para él: “Dead or alive” (“Vivo o muerto”), decía la requisitoria.

En esos años no prestábamos atención a la música que servía de fondo a las cabalgatas por el árido territorio del Oeste. Hoy, con tiempo de sobra para traer al presente aquellos momentos de relax frente a la pantalla grande, estamos obligados a mencionar a uno de los autores de esas bandas sonoras: Ennio Morricone, compositor y director de orquesta nacido el 10 de noviembre de 1928. A los seis años de edad compuso su primera melodía.

En octubre recibirá el Premio Princesa de Asturias (antes Príncipe de Asturias) de las Artes. Es el creador de más de quinientas bandas sonoras para cine y televisión que sirven de fondo a películas famosas: “Por un puñado de dólares” (1964); “La muerte tenía un precio” (1965); “El bueno, el malo y el feo” (1966); “Hasta que llegó su hora” (1968). Pero la creatividad de Morricone no se limitó a composiciones para este género, llamado ‘spaghetti western’. Obras maestras suyas son: “Days of heaven” (“Días de gloria”), 1978; “La misión” (1986), filmada en Colombia, y “Cinema Paradiso” (1988). La película “Érase una vez en América” (1984) recibió el Premio Óscar; sin embargo, por un simple olvido, el nombre de Morricone no fue inscrito entre los créditos, lo que impidió que le otorgaran el galardón como autor de la banda sonora considerada la mejor de la historia del cine.

En el 2006 Morricone recibió un Premio Óscar honorífico y en el 2016 ganó el Óscar a la mejor banda sonora por la cinta “The hatful eight” (“Los ocho más odiados”). El Premio Princesa de Asturias (antes Premio Príncipe de Asturias) “es una institución privada sin ánimo de lucro cuyos objetivos son contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos y humanísticos son patrimonio universal y consolidar los vínculos existentes entre el Principado de Asturias y el título que tradicionalmente ostentan los herederos de la Corona de España”.

Hay que señalar que Morricone comparte este premio con otro compositor tan destacado como él: John Williams, estadounidense de ochenta y ocho años autor de las bandas sonoras de “Indiana Jones” y “La lista de Schindler”, entre otras. En 1971 ganó el Premio Óscar con la película “El violinista en el tejado”. Trabajó con Morricone en muchas composiciones. Los dos suman más de novecientas bandas sonoras.

A su avanzada edad, Morricone da muestras de modestia e invita a la reflexión con estas palabras: “Estoy contentísimo. ¿Qué más puedo decir? Entiendo que lo bonito y valioso de los premios es no esperárselos nunca. Llegan y ya está. ¿Quién puede ser tan bobo de creer merecer premio alguno?”.