Apagones y alza de tarifas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Javier Lastra Fuscaldo

Javier Lastra Fuscaldo

Columna: Opinión

e-mail: javierlastra6@hotmail.com

Twitter: @JLastraFuscaldo


En medio de tantos avatares generados por la crisis sanitaria, se suma el riesgo de un apagón eléctrico como consecuencia del descenso de los niveles de agua de los embalses por la prolongación del periodo seco. Sería un verdadero drama que hospitales, fábricas, industrias y hogares se enfrenten a racionamientos de energía justo cuando se está tratando de reactivar la economía.

Como olvidar el apagón del año 92, el más largo de la historia con pérdidas económicas del orden de 1.3 por cierto del PBI, donde literalmente se nos fueron las luces por concurrencias de factores climáticos como el fenómeno del niño, la falta de previsión de las autoridades regulatorias y un parque térmico sin la capacidad operativa para cubrir la demanda. Recordar los apagones por voladuras de torres por grupos guerrilleros o por sanciones a operadores de red por no cumplir las obligaciones financieras con los generadores o por huelgas de trabajadores de la otrora CORELCA en la Costa Atlántica.

Si por un lado hemos sufrido tamañas vicisitudes, varias de ellas por omisiones y errores de las autoridades del sector, hay que destacar que el Sistema Eléctrico Colombiano ha sorteado con éxito otros escenarios difíciles haciendo uso de sus medidas excepcionales o simplemente permitiendo que operen las reglas regulatorias. Tal es el caso del fenómeno del niño del 2009-2010 o el del 2015 -2016 los cuales fueron superados ahuyentando el fantasma del apagón.

De las lecciones aprendidas es fundamental no apostar a vaticinar el comportamiento hidrológico, menos ahora con las impredecibles estacionalidades por efectos del cambio climático. Chivor, por ejemplo, se la jugó a aplazar sus mantenimientos programados del 2019 para el 2020 previendo para este último año lluvias, pero su `bola de cristal’ falló y ahora al país le está haciendo mucha falta los 1000 megavatios que genera esa importante hidroeléctrica.

El apagón eléctrico, en cualquier tiempo, no es una opción, e impensable en medio de una pandemia. De tal manera que el Sistema Eléctrico ha prendido sus alarmas y las autoridades se alistan para tomar las medidas de intervención del mercado en momentos que el nivel de los embalses de las hidroeléctricas han llegado a sus límites históricos más bajos del 30%.

Por su parte el mercado reacciona y los precios en bolsa rondan los 450 pesos kW. Con las medidas de intervención los hidráulicos con el 68% de la generación darán entrada a los térmicos quienes a diferencia del año 92, están ahora, como en eventos recientes, en plena capacidad operativa y técnica y representan un poco más del 30% de la generación con combustibles como el gas y carbón. Las energías limpias en el futuro serán una alternativa real pero aún falta mucho por avanzar en la tan anunciada transición energética por parte del Gobierno Nacional.

El costo de la generación de energía con plantas térmicas obviamente es mayor respecto a las hídricas y esto tiene un impacto en el usuario final porque por normas regulatorias el precio del kilovatio se traslada directamente a los clientes en el cálculo de la tarifa. Sin embargo, sin desconocer la lógica de la conocida frase que el servicio más costoso es aquel que no se presta, es un reto enorme encontrar la fórmula en que el usuario no sea el último eslabón de la cadena quien termine pagando los picos económicos que las dinámicas del sector presentan a la hora de evitar los apagones.