El ego en tiempos del Covid-19

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


La emergencia que ha impuesto el Covid-19, ha obligado a revaluar el alcance y responsabilidades de las conductas individuales, colectivas e institucionales frente a la salud pública global. En este contexto, el rol de los gobernantes, ha sido y será determinante para el trayecto que tome la emergencia en el mundo durante los próximos meses. Lamentablemente, ésta responsabilidad no ha sido asumida con tal seriedad, por parte de algunos mandatarios, quienes pese a las enseñanzas que dejó el desafortunado manejo de la crisis en China –país donde se detectó el primer caso de Covid-19-, han optado por desafiar los límites de la ciencia ante un virus desconocido, y sobrestimar los recursos de que disponen sus naciones para combatir esta pandemia.

Ésta, ha sido la actitud de los gobiernos de Italia, España, Reino Unido y Estados Unidos, países que se han destacado por implementar tardíamente las medidas recomendadas por expertos sanitarios para reducir el impacto del Covid-19. Como resultado, estas naciones se han convertido en los nuevos epicentros de la pandemia, además de cargar con la responsabilidad de haber contribuido en el aumento global de la tasa de crecimiento de la propagación y su letalidad.
Algunos de estos mandatarios, han justificado sus decisiones a partir de la protección de las economías domésticas de sus naciones, sin embargo muchos de sus electores, detractores y ciudadanía en general, comienzan a cuestionar sobre posibles intereses político-económicos particulares que, primaron en sus decisiones, antes que la salud pública general.

Para la mayoría de países, el manejo de la crisis ha sido complejo al tratar de armonizar entre sus distintos niveles de administración, las acciones conjuntas a desarrollar. En algunos casos, esto se ha convertido en un mezquino ejercicio de medición de fuerzas, motivado por el afán de protagonismo de algunos actores y grupos políticos que, dentro y fuera de los gobiernos, buscan aprovechar esta coyuntura para alimentar sus egos, ambiciones personales y proyectos políticos colectivos, sin importar el riesgo de la población a la que deberían proteger.

En este contexto, Colombia no ha sido la excepción. Durante los últimos días, hemos visto como el populismo ha mostrado su cara más infame en medio de esta crisis. Algunos gobernantes departamentales, municipales y representantes del control político, han hecho de estas lamentables circunstancias, una imprudentemente competencia entre ellos y el nivel central, con el fin de lograr objetivos individuales “superiores”, a costa de la salud, la angustia, el hambre y la sed que viven las comunidades en sus regiones. En lugar de activar el modo propositivo, estos han recurrido a las descalificaciones, el revanchismo y la especulación, para tratar de esconder su incapacidad de gestionar soluciones efectivas y oportunas para atender las demandas de la comunidad.

Si los gobernantes y líderes políticos no dejan de lado sus intereses particulares y logran una unidad en la comprensión y manejo de la emergencia y sus ciclos, el país terminará expuesto no solo a una profunda crisis de salud, sino también socioeconómica y de seguridad. Colombia, hoy más que nunca, requiere la unión, la solidaridad y sobre todo la eficacia de autoridades, líderes políticos, sociales y gremiales.

Quienes apalancaron sus campañas sobre el odio y la división entre la sociedad, deberían evaluar en este momento, si sus aparentes triunfos políticos en medio del ambiente polarizado y conflictivo que promovieron, les será de utilidad para enfrentar los desafíos y consecuencias socioeconómicas de ésta crisis sanitaria en sus territorios.

En cualquier otro tiempo podemos elegir nuestras batallas, pero en este, debemos reconocer que tenemos un enemigo común, por lo que es fácil concluir que, el ego en los tiempos del Covid-19, es un factor de riesgo individual y colectivo en el orden local y global.