El verdadero virus

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Dulce Hernández

Jesús Dulce Hernández

Columna: Anaquel

e-mail: ja.dulce@gmail.com



Hay quienes empiezan a manifestar alteraciones psicológicas por cuenta de la cuarentena. Yo, por el contrario, creo que la cuarentena le viene bien a más de uno, incluyéndome. Estos días me ha rendido el tiempo como nunca.
He tenido reuniones virtuales en las que escucho a la gente mucho más controlada y medida en el tiempo para intervenir, lo que a su vez impide que digan tantas estupideces y repitan lo mismo como de costumbre. No he tenido una reunión de trabajo virtual que dure más de una hora y media. Se los juro. Por eso, mi primera conclusión es que el mundo, este país en especial, debería valorar y migrar rápidamente a esa cultura del teletrabajo y de lo virtual. Creo que estamos demostrando que, en ese aspecto, somo más responsables de lo que creíamos.

Ahora bien, la gente en Colombia sigue siendo igual de precaria. No hay sino que ver los análisis que publican y las noticias de prensa. ¿De verdad la discusión es si Claudia López es más presidente que Duque? ¿De verdad siguen con esa idea utópica de “ojalá aprendamos algo de esto”? o, parafraseando a Petro ¿que el modelo político-capitalista colombiano debe aprender del sistema de salud público europeo? ¿Del comunismo Chino? ¿De verdad van a seguir con ese cuento pendejo de que todo esto es una conspiración de los poderes mundiales? Para empezar, el peor ejemplo de esto ha sido Europa, con un sistema de salud que no ha dado abasto con el virus y con una cultura en la que, como la nuestra, cada quien hace lo que le da la gana. Hay quienes están empezando a afirmar, como Byung-Chul Han, que el problema no es el sistema de salud sino la idea del individualismo occidental y la diferencia en los modelos de control por parte de unos Estados permisivos y anacrónicos. En un artículo reciente publicado en el diario El País de España, Chul Han nos recuerda que, en virtud de esta era digital en la que vivimos, con toda esa cultura del “me gusta”, lo que hemos hecho es eliminar la negatividad de la resistencia, es decir, generamos una apatía hacia la realidad. De ahí tanto Fake News y tanto “like” a publicaciones de noticias que por naturaleza son negativas y degradantes. Piensen no más cuántos “me gusta” le han dado a publicaciones de saqueos de supermercados o de médicos desesperados llorando. Es ahí donde suprimimos lo que por principio debería ser un “no me gusta”, algo negativo.

Por otra parte, esa idea pueril de que “tenemos que aprender algo de esto” no sirve sino para ponerla en redes sociales. La gente no va a aprender nada, absolutamente nada de esto. Una vez pase el virus, el mundo seguirá igual de capitalista o mucho más que antes y lo que es más triste, en Colombia seguirán pidiendo la cédula ampliada al 150%.

Volviendo a Chul Han, el único ganador de todo esto será el modelo Chino. El éxito de los chinos para el control del virus no ha sido el sistema de salud sino el Big Data. Tienen controlado por cámaras inteligentes a toda la población. Pueden saber dónde están, qué dicen en redes, qué alimentos consumen, qué leyes trasgreden, etc. Incluso si salen del metro la cámara puede medirles la temperatura y enviar un dron que le diga que se debe dirigir a un centro médico. Algo similar pasa en Corea o Japón. Lo que estoy diciendo es que el resultado de esto puede estar más encaminado a un cambio real en los modelos de Estado occidentales como hasta ahora lo hemos visto. Sin duda muchos acabarán, tarde o temprano, importando el sistema de control Chino sobre la privacidad del individuo en defensa de la seguridad del conjunto. ESE y no otro, va a ser el verdadero cambio después de todo esto.

Nota: Esta semana se volvió viral un video de una mujer en Bogotá que agrede verbalmente a unos policías por ponerle multa al haber irrespetado el aislamiento obligatorio. A la mujer policía, por cumplir su deber, incluso le llama “perra”. Somos el verdadero virus. No hay otro. Bien lo decía alguna vez Santiago Moure en La Tele: lo mejor de Colombia es su gente, y lo peor de Colombia es su gente.