La mayoría de nosotros incluidos muchos niños sabemos qué es el ajedrez. Incluso muchos lo jugamos debido a que lo aprendimos desde niños. Siempre en la familia tenemos un familiar cercano -generalmente un tío- que anda con el juego enseñando a todos.
Pero esta historia la quiero llevar mucho más atrás. Hasta sus inicios:
Cuenta la leyenda que en la India hace mucho tiempo existió un rey que era muy bueno con su pueblo. Que una vez luchando contra un reino enemigo perdió a su hijo en la batalla.
Esto dio origen a mucha tristeza en él y en su pueblo y que por tal motivo se se aisló en su castillo donde se culpaba una y otra vez por la pérdida de su progenitor.
Bramán Sissa que era un joven que sabía del dolor del rey pidió una entrevista con él, luego de muchos intentos logró que el rey lo recibiera. El joven mostró al rey el juego del ajedrez y le enseñó a jugarlo.
El monarca que era un gran estratega no tardó mucho tiempo en aprender lo importante que puede ser sacrificar alguna pieza para lograr ganar la partida.
El rey comprendió comenzó a aceptar la muerte de su hijo y como recompensa se dirigió al joven para decirle que le daría lo que pidiese. El joven Sissa solo le pidió que por la primera casilla del tablero le diera un grano de trigo, por la segunda 2 granos, por la tercera 4 granos, por la cuarta 8 granos y así sucesivamente hasta la 64 casilla. El rey ordenó que entregaran la recompensa inmediatamente pero agregó que era muy poco digno por su generosidad y toda la ayuda que le habría brindado. Entonces, los sabios del reino al tratar de encontrar el número que correspondía a la cantidad de granos de trigo se dieron cuenta que era un número muy grande de imaginar en esos días.
De todas maneras para la época de la historia y para la actual no se podría pagar la recompensa puesto que la cantidad de granos a entregar equivaldría a cosechar toda la superficie terrestre durante más de 10 años.
Los eruditos y matemáticos coinciden con la cifra de 18.446.744.073.709.551.615: dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil setecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince granos de trigo.
La historia del ajedrez o la leyenda de los granos de trigo nos puede poner a pensar en lo que afirma el conferencista profesional Roberto Ruz quien está liderando la campaña #Quédateentucasa y se dirige a esos rebeldes que no acatan las medidas y ordenes de permanecer en ella hasta que pase esta contingencia del Coronavirus porque creen que todo esto es una exageración.
Dice el conferencista que mostrando la recompensa de los granos de trigo aumentando en las casillas del tablero de ajedrez se puede ilustrar un efecto parecido al contagio y que podríamos entender que por un caso del virus en nuestra ciudad cancelen eventos públicos, evitan que los niños vayan a las escuelas, trabajemos desde casa, no salgamos de vacaciones y nos pidan que nos quedemos en la casa sin salir siquiera a un restaurante porque es muy seguro que un caso se pueda convertir en dos, luego en cuatro, luego en ocho y luego en 18 trillones. Solo así comprenderíamos que debemos quedarnos en ella cuidándonos y cuidando de los nuestros.