“juegos de la sed” en Santa Marta

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


Me levanto muy temprano y en lugar de ir directo a la ducha y comenzar a prepararme para el día que comienza, me dirijo a verificar cual es la cantidad de agua de la cual dispongo para el desarrollo de las actividades domésticas en mi hogar.
Esta es la rutina a la que nos hemos visto forzados los samarios, por la angustia de ver que pasan los días y en las tuberías no se asoma una gota. Todos sufrimos esta crisis, sin embargo, su mayor impacto recae sobre los hogares con menor capacidad económica, quienes, escasamente pueden acceder a unas pocas, costosas y mal tratadas pimpinas de agua por día.
Este servicio que, se convirtió en el caballo de batalla con el que los últimos tres gobiernos distritales se han hecho elegir, terminó transformándose en cuchillo para su propia garganta, dado que después de 8 años, no tienen para mostrar, más que un estrepitoso fracaso por el incumplimiento de sus promesas.

Ahora, al mejor estilo de la antigua Roma, recurren al viejo truco de “pan y circo, para el pueblo”; a fin de distraer la atención de la ciudadanía. Es así como, en días pasados la Alcaldesa Distrital anunció como una “épica” gestión, haber logrado para Santa Marta, la sede de los “I Juegos Centroamericanos y del Caribe de Playa, 2022”. Estrategia con la que intentan esquivar el espiral de inconformismo que estalla en la ciudad por la crisis del deficiente servicio del agua.

Este tipo de eventos son importantes para cualquier ciudad, sin embargo, gran parte de los samarios teme que, tal como sucedió con la realización de los pasados Juegos Bolivarianos, los esfuerzos y limitados recursos públicos sean nuevamente desviados de la principal prioridad para la ciudad que, indiscutiblemente es la solución definitiva de la problemática del agua.
En esta oportunidad, no podrán excusar su escasa visión de planificación urbana, con el absurdo argumento de: “nadie me pidió el agua”; como si la solución de ésta, no hubiera sido una de las promesas de sus campañas y así mismo, uno de los proyectos registrados en cada uno de los planes de gobierno y desarrollo, respectivamente. Tampoco podrán escudarse, en el discurso de que los de “antes” hicieron o dejaron de hacer, pues durante 3 periodos de gobierno han administrado y dispuesto del presupuesto, direccionado y priorizado la inversión pública. Tiempo suficiente para presentar resultados concretos.

Irónicamente, mientras la comunidad se toma las calles para protestar por su derecho de acceso al agua potable, la ESSMAR informa a la opinión pública que, el mes anterior logró el mayor recaudo hasta la fecha ($3.600 millones). Aunque en efecto, esto último es un buen indicador para la empresa, en medio de la crisis a que se vio expuesta desde su comienzo ($21.000 millones de déficit); lo cierto es que, esto también evidencia, como la relación precio-calidad en la prestación del servicio de acueducto, es inversamente proporcional para los samarios.
El futuro del agua no es nada alentador, pues, aunque se anuncian soluciones, estas se concentran en mejorar la infraestructura y no en aumentar el caudal que, es lo que con urgencia requiere el sistema. Así las cosas, llegará el 2022 en medio de la sed de los samarios, por lo que bien podemos advertir que, los juegos proyectados serán en realidad, los “Juegos de la sed”, en donde valga decirlo, el gran derrotado será el pueblo.

Ante estas circunstancias, inquieta saber: ¿Cuál el será el rol de las fuerzas vivas de la ciudad? ¿Reinará nuevamente el silencio ensordecedor de los líderes sociales, gremiales, políticos, medios de comunicación y organizaciones de profesionales? ¿Alguno de estos se atreverá a decirle al emperador que va desnudo?