Otra guerra fría: 5G

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Próximamente, dispondremos de una red fantástica de uso civil para nuestros teléfonos celulares y los dispositivos conectados a ellos, la 5G: bajaremos películas HD en segundos, interconectaremos nuestros aparatos organizados en redes propias; videoconferencias, videojuegos y traducción simultánea serán instantáneas y casi perfectas.
Se comunicarán entre sí servidores, computadores, celulares, robots, autos, y electrodomésticos. Los autos serán 100% autónomos y seguros. Habrá un consumo mínimo de energía y las nuevas baterías durarán meses. Claro está, debemos adquirir los celulares y dispositivos adecuados para estar hiperconectados. Detrás de ese mundo maravilloso que ya funciona, hay una recia guerra: el dominio y control de esa tecnología. Tres países se disputan el control de las 5G: Estados Unidos, China y Rusia.

Los dos primeros se acusan mutuamente de intentar espiar a los enemigos con “puertas traseras” instaladas en equipos y redes gubernamentales. Según el gobierno estadounidense, desde el Ministerio de Seguridad de Beijing, piratas informáticos realizan ciberespionaje a las compañías norteamericanas y oficinas del gobierno. Dicen los gringos que China obliga a las compañías de ese país a cooperar en las actividades de inteligencia. Los chinos, a su vez, piensan igual de sus rivales, y ambos se defienden indicando que todo ello es falso, y que se trata de una guerra comercial que pretende bloquear la venta de sus productos en los países rivales, todo ello para obtener la supremacía de las nuevas comunicaciones. Quien las domine, dominará el mundo.

La frecuencia de la 5G es la misma de las armas no letales electromagnéticas que sirven para controlar personas o grupos; en la ciberguerra, el ataque a grandes poblaciones se haría a través de celulares y dispositivos conectados, afectando a personas, equipos electrónicos, armas, autos, aviones, etc. Desde hace décadas, ya están interconectados los equipos castrenses: bases militares con aviones, misiles y antimisiles, drones, tanques de guerra, barcos, redes de computadoras, satélites de uso militar, etc. Varios puntos potencialmente vulnerables serán las redes de telecomunicaciones civiles, la conducción de energía y otros servicios públicos críticos a través de intervenciones con sistemas como SCADA. Con el acceso clandestino se puede extraer información clave de las redes enemigas, intervenirlas con programas espías, insertarles virus y gusanos o bombas lógicas para destruir programas o sabotear infraestructura, además de otras intrusiones. Las tecnologías de encriptación evitan saber quién y desde dónde realizó un ciberataque. Por otra parte, los grandes cortafuegos supervisan todas las comunicaciones y ejercen control del tráfico de datos para evitar esos ataques, filtrando material eventualmente peligroso, lo que automáticamente implica censura. A los chinos les importa muy poco la crítica, pero Occidente, que dice proteger la libertad en internet, no actúa muy distinto. Agregue ahora inteligencia artificial trabajando big data 24/7 en historiales médicos, laborales o crediticios, hábitos de consumo o de entretenimiento, desplazamientos, contactos, etc., y el problema se torna mayúsculo: la invasión anulará la privacidad. Además de la información -legal o no- a compañías comerciales de distinta índole, habrá una inusitada manipulación política personalizada.

Otros problemas potenciales de las 5G son los riesgos para la salud humana, animal y vegetal, así como la contaminación ambiental. Por su estructura, veremos un peligroso incremento de las radiaciones electromagnéticas. El Consejo Europeo intenta bajar los niveles de riesgo, limitando las conexiones inalámbricas en lugares públicos como centros comerciales, bibliotecas y escuelas, pues el riesgo es mayor para los niños; cabe esperar daños genéticos y en el sistema reproductivo, déficit de atención y aprendizaje, trastornos neurológicos y cáncer. Además, las ondas de la 5G alteran la orientación de aves, abejas, hormigas y ranas, animales ya estudiados. El medio ambiente será víctima.

Japón y Corea trabajan intensamente en el desarrollo de la red 6G. ¿Cuáles nuevos peligros traerá esa nueva tecnología, que se espera para dentro de 10 años?