Aeropuerto Simón Bolívar Santa Marta

Columnas de Opinión
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Desde hace años he venido expresando mis dudas acerca de la utilidad y conveniencia del aeropuerto Simón Bolivar de Santa Marta, por su ubicación y efectos negativos en la seguridad aérea, conocida por la Aeronáutica Civil.

Hubo la alternativa en el pasado, de construir un nuevo aeropuerto en lo que conocemos como la Y de Ciénaga, vía a Bogotá, donde existía una pista, pero por razones técnicas se cambió por la posibilidad de construirlo en el área de Río Frío distante a pocos kilómetros. Normalmente los terminales aéreos en las principales ciudades del mundo se encuentran distantes.

Tal vez, la comodidad samaria por mantener un terminal aéreo cercano ha dilatado la decisión que años atrás se hubiera tomado. En efecto y a mi juicio, no hemos considerado los beneficios que para la ciudad y el país representaría su traslado.

Mal contados son 2 kilómetros de hermosas playas que pudieran ser utilizadas para incrementar el desarrollo turístico de la ciudad. Constatamos los beneficios generados por las construcciones en Bello Horizonte, vecina del aeropuerto en generación de empleos, inversiones y desarrollo, así como su centro comercial.

Como propuesta para solucionar las limitaciones del aeropuerto se ha contemplado la ampliación en 500 metros de la pista actual, construcción que debe realizarse sobre el mar, hacia Barranquilla. Para lograr este objetivo es imperativo una Licencia Ambiental que, cada vez y con el mejor sentido de protección, las autoridades encargadas mirarán con lupa los efectos de esa solución, oposiciones que se presentarán por los hoteles, condominios y dueños de propiedades del sector que se verían perjudicados.

Importante tener en cuenta el POT para su desarrollo. Construcciones de edificios, hoteles, comercio y empleos que se generarían con el traslado del aeropuerto.

Actualmente existen limitaciones de seguridad para ciertos aviones para el aterrizaje de norte a sur (Santa Marta hacia Barranquilla), por los cerros de Gaira.
Se carece de parqueo para aviones privados, ocasionando un desestimulo para sus propietarios motivándolos a escoger otros destinos.

Indispensable contar con un terminal para aviones de carga y bodegas para cumplir con las exigencias para la exportación de nuestros productos. También para aviones de fumigación y helicópteros, entre otros.

El sector requiere con urgencia la construcción de una nueva marina para yates y otras embarcaciones.
Necesitamos una Base Aérea Militar, para incrementar la defensa de nuestra soberanía.

Extender en 500 metros la pista sobre el mar conlleva a posibles efectos negativos sociales y ecológicos. Difícil lograr la Licencia Ambiental, cuando cada día son mayores las exigencias. Lo ambiental prevalece sobre cualquier actividad económica.

Los adversarios del proyecto argumentarán con razón, la supuesta pérdida de la reciente alta inversión realizada en el terminal de pasajeros, pero están equivocados. Trasladar el aeropuerto no originaría detrimento económico, sino incremento. Si se adecúa como un centro comercial que responda a las necesidades de los habitantes de los proyectos inmobiliarios, hoteles y condominios que se desarrollarían en más de 2 kilómetros de playas. Los usuarios del aeropuerto somos testigos que la ruta de ingreso está siendo utilizada como parqueo por vehículos que esperan pasajeros.

Los recursos originados por la venta del aeropuerto actual, alcanzarán para construir uno nuevo y moderno, y sobrarán recursos.
El aeropuerto de Barranquilla ha sido la vía desde hace muchos años para viajar al exterior. Los intentos de líneas aéreas por establecer desde el Simón Bolivar vuelos internacionales no ha sido rentable.

La venta del aeropuerto y su traslado contribuirá a consolidar a Santa Marta, la región y al país como importante y seguro destino turístico.
El traslado requiere, entre otros, el apoyo de los congresistas, diputados, concejales, gobierno nacional, autoridades locales, gremios del sector turístico y los ciudadanos.