El Petro, criptomoneda, fue la solución que Maduro encontró para tratar de evadir el cerco comercial y diplomático liderado por los Estados Unidos.
Escapa al entendimiento del usurpador, que las monedas solo son aceptadas si tienen credibilidad y confianza, las cuales se cimientan en el poder del país que las emite. En últimas, la moneda no es más que un Pagaré contra el Tesoro o banco central del país emisor.
Lo que menos tiene en estos momentos Venezuela es credibilidad como para que el Petro tenga aceptación internacional. A Maduro lo que realmente le interesa es saquear a Venezuela y lavar dinero del narcotráfico utilizando la excusa del petróleo y del bloqueo comercial, y para esto una aceptación selectiva del Petro es suficiente.
Periódicamente, escuchamos de un avión interceptado llevando toneladas de oro proveniente de Venezuela a otros países; estos últimos, gobiernos afines a la causa chavista y que garantizan que el oro este fuera del alcance de los Estados Unidos y sus aliados.
La estrategia de saqueo es ahora complementada con el Petro, que como dije antes, es para robar los recursos petroleros y lavar el dinero del narcotráfico, y además desdolarizar la economía venezolana que fue dolarizada de facto porque el Bolívar es inservible. Quiere que el venezolano le eche gasolina a su carro en Petro. Pero incluso domésticamente, el escollo es falta de credibilidad. Para el venezolano promedio no hay diferencia entre el Petro y el Bolívar, y por tanto es previsible que el dólar siga siendo el rey. Adicionalmente, hay sectores de la economía venezolana, que representan un porcentaje importante del PIB, que escapan al control de las autoridades venezolanas y que por tanto pueden mover una economía paralela totalmente dolarizada.
La realidad es que Maduro no necesita que la estrategia del Petro sea ciento por ciento exitosa; incluso el éxito marginal es más que suficiente para garantizar el total éxito de su empresa criminal. Entre otras cosas porque le permite maquillar números para efectos de lavado de dinero.
La complicación adicional para Maduro es que necesita sacar el dinero de Venezuela porque de llegar a sobrevivir su última hora en el poder, le tocará abandonar Venezuela. Desde donde sea que terminen él, su familia y toda la camarilla de bandidos que lo rodean, necesitan controlar los dineros robados al pueblo venezolano o lavados del narcotráfico.
Mover el dinero en Petro a paraísos fiscales no es tan fácil. El principal problema es la universalidad del medio de cambio, que en este caso es ninguna. Es probable que Maduro esté utilizando el oro como respaldo del Petro, y que aquellos países donde hoy está guardado el oro, sean finalmente quienes acepten Petros.
La comunidad bancaria internacional, a pesar de querer atraer recursos, también tiene prevenciones justificadas contra las criptomonedas porque pueden ser utilizadas no solo para los propósitos ya mencionados sino también para financiar terrorismo. Suiza ha alertado de tiempo atrás sobre los casos de dineros procedentes de actividades ilegales, y entre los casos mencionados están PDVSA y Odebrecht; o sea, que Venezuela y el gobierno Maduro ya están en la mira, y la alerta es aún mayor en lo referente a las criptomonedas porque se prestan para evadir los controles. En síntesis, no le va quedar fácil a Maduro y su camarilla mover sus recursos libremente por el mundo.
La comunidad internacional no debe ahorrar esfuerzos para que se apliquen todas las medidas posibles y se evite el robo de los recursos de todos los venezolanos. Hay que hacer todo lo posible para identificar los países en los cuales están los recursos de los venezolanos, para una vez ido Maduro, intentar recobrarlos.