¿Aprendimos la lección?

Columnas de Opinión
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Necesitamos comprensión profunda y fuerza de voluntad para no dejarnos engañar nuevamente por esos políticos codiciosos, astutos, lujuriosos, ladrones, borrachos, etc., etc., que pretenden que los elijamos el próximo 30 de octubre.

Usted, señor elector (a), debe observar, estudiar, analizar la conducta íntima de aquellos que quieren nuestro voto popular.

Es majadería, horrorosamente majadería, elegir perversos para que sentados en la silla del poder se den el lujo de pisotearnos.

Es el colmo del absurdo darle a otro un arma para que liquide nuestra existencia; y eso, precisamente eso, es lo que estamos haciendo. Desgraciadamente, hemos sido realmente "ordinarios" al dejarnos engañar, y engañar, y engañar por las agraciadas alocuciones y los lindos ofrecimientos que nos hacen esos falsarios.

Nosotros mismos hemos elegido a nuestros deplorables gobernantes; cada individuo es culpable de elegir a los tiranos.

Sócrates pensaba que al montarse la forma perfecta de convivencia social, llamada democracia, ésta se perfeccionaría a tal punto, que llegaría el momento en que ya no serían necesarios los gobernantes; pero mientras tanto ahora se necesitan porque todavía no sabemos autogobernarnos individualmente. Cuando cada individuo sea un gobierno, cuando cada cual se sepa gobernar a sí mismo, ya no necesitaremos que nadie nos gobierne, entonces seremos libres.

Por lo pronto, donde quiera que haya violencia se necesita la autoridad; nosotros estamos llenos de violencia y por ello necesitamos autoridad.

Los políticos astutamente siempre dicen: "Mi vida privada es una cosa y mi vida pública es otra, nadie tiene por qué intervenir en mi vida privada". Esta es la evasiva que busca siempre el politicastro para justificar sus propios delitos. Si a los candidatos no les gusta que la gente se meta en su vida privada, entonces lo mejor que ellos pueden hacer es no meterse a políticos.

En realidad de verdad, a nadie debe importarle la vida ajena, pero hay vidas ajenas que inevitablemente debemos examinar, sería y es absurdo no examinar la vida privada de los candidatos a gobernantes.

Porque el candidato que trata en la casa a la mujer y a los hijos a palos, con el pueblo será un verdugo; y si es un borracho en su casa, incrementará el vicio en el pueblo, y si roba a sus amigos robará a los pueblos, y si es lujurioso podrá vender a la misma patria por darse placer con cualquier mujer, etc., etc.

El candidato que no sabe gobernar su casa, que no sabe gobernarse a sí mismo que no sabe gobernar a sus hijos y a sus empleados, tampoco puede gobernar a un país. Por lo tanto es manifiestamente absurdo dar el voto por un candidato desconocido, por un candidato impuesto por las camarillas políticas a base de propaganda.

Fíjese en los hechos de esos políticos que usted eligió en la contienda anterior; la mayoría de éstos, tienen el poder como una especie de club exclusivo, que actuando como una élite de malvados empobrecen y hunden aún más a la clase trabajadora, robándole perversamente.

Muchos de ellos utilizaron los medios de comunicación para poner a los colombianos a pelear entre sí: los buenos y los malos, los que están conmigo y los que están en mi contra. Enviando un mensaje a la nueva progenie: deben ser codiciosos y despiadados. ¿Volvería usted a votar por ellos?

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