¿Milagro chileno?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El agua estancada se pudre, dice la sabiduría popular. Si desvía el agua que le corresponde a una región hacia otros lugares, se genera sequía.
Con el dinero pasa igual: una economía que atrape el dinero en pocas manos sin recircularlo o lo envíe a los paraísos fiscales, se torna improductiva, causando profundos desequilibrios sociales. El verdadero capitalismo se basa en el consumo y la redistribución responsable de los impuestos. Las recientes manifestaciones masivas en Chile demuestran una verdad palmaria que se ocultó durante muchos años: el rotundo fracaso del neoliberalismo impulsado desde Chicago por Milton Friedman, así como sucumbió el socialismo soviético. El propio Sebastián Piñera, presidente del país austral, y su sanedrín lo han reconocido públicamente, han pedido perdón y proponen reformas sociales urgentes.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convierte en la mayor potencia mundial. Su único contrapeso era la Unión Soviética. Con sistemas sociopolíticos demasiado diferentes, casi opuestos, los Estados Unidos promulgaron (muchas veces sin cumplir) las libertades individuales, el respeto a los derechos humanos, el emprendimiento económico y otros privilegios como fortalezas para un desarrollo sostenible, apalancado en el dólar como patrón monetario y un poderosísimo ejército como respaldo. Con ello combatieron al sistema cerrado de los soviéticos, rígido, casi dictatorial, que privilegiaba lo colectivo sobre lo individual, al tiempo que promulgaba la dictadura del proletariado. Al final, por su propia utopía, se derrumbó ese régimen el advenimiento de la Perestroika y la Caída del Muro de Berlín en 1989.

Mientras tanto, Europa se volcaba hacia la socialdemocracia (justicia social en un marco económico capitalista y sistemas democráticos representativos), aun en medio de algunas monarquías. Después de dos grandes guerras se requería un equilibrio entre el progreso económico y un estado defensor de los derechos humanos en el continente que los propuso. China se encerraba en sí misma bajo la férula de Mao, y poco pesaba en el contexto de la Guerra Fría, como se denominó al enfrentamiento sin confrontación bélica directa entre USA y la URSS. Los campos de ensayos militares de esa confrontación fueron el Asia, África y América Latina; incluso Europa y hasta el Medio Oriente: ninguna potencia quiere librar guerras en su territorio. En Cuba, Fidel Casto, apoyado por los Estados Unidos, se toma el poder; pronto se declara prosoviético, y la isla se convierte en punta de lanza para la difusión del marxismo América Latina. Los Estados Unidos crean la Escuela de las Américas para combatir las guerrillas marxistas que surgían por toda América Latina apoyadas por la URSS y Cuba. Muchos de los dictadores militares latinoamericanos de la época fueron alumnos de esa escuela contraguerrillera. El Plan Cóndor fue articulado por dictadores del Cono Sur, con participación ocasional de otros países suramericanos. Las atrocidades de las guerrillas comunistas eran combatidas con bestialidades similares o peores.

Para 1973, en Chile, Salvador Allende se convertía en el primer presidente latinoamericano formalmente marxista. Como reacción, USA pronto provocó el derrocamiento de Allende, encabezado por el mismísimo Comandante de las Fuerzas Militares, Augusto Pinochet; Washington no estaba dispuesto a permitir un gobierno socialista en la región. El país austral recibe todo el apoyo económico y político de los Estados Unidos; liberan la economía y las regulaciones, lo que facilitó el crecimiento macroeconómico de Chile, sostenido por décadas: un milagro, decían. Pero, si ese crecimiento no se vuelca hacia la población general, si se crece sin proteger los mínimos derechos, el dinero se estanca en pocas manos o se fuga hacia otros países, y termina pudriendo la economía. Chile lo vive hoy. Millones de personas que sufren la enorme asimetría social marchan masivamente por la reivindicación de derechos sociales elementales. Los malos sueldos con elevados impuestos jamás dinamizarán ninguna economía. Cualquier modelo político se sostiene con justicia social en un sistema capitalista, con respeto por la democracia representativa real y justa redistribución de los recursos públicos.