En Colombia, en materia de empleo, lo que sí está aumentando son las labores de los informales o sea el “rebusque”.
Según los últimos datos del “Dane”, la proporción de ocupados informales en el nivel nacional del país fue del 47, 6%; es decir casi la mitad de las personas en condiciones de trabajar se encuentran ocupadas pero en labores de rebusque.
En el marco de esta situación está a la vista, en forma demasiado clara, que hay bajos índices en el empleo decente en los últimos tiempos; indiscutiblemente lo que ha aumentado es la ocupación informal o lo que el “Dane” llama trabajo de menor calidad o subempleo; en la práctica macroeconómica de cualquier nación, esto no es empleo formal, serio, digno, ni bien remunerado y en muchos casos las personas no laboran en las carreras para las que han estudiado en los niveles profesional o técnico.
En las principales ciudades colombianas y sobre todo en Bogotá todos vemos a diario que las calles y principales vías, están cada día más invadidas de vendedores de minutos a celular, vendedores ambulantes o estacionarios, vendedores y vendedoras de los productos de catálogo, loteros, taxistas, lustrabotas, mototaxistas, ciclotaxistas y recicladores; además, en los terminales aéreos y de transporte terrestre existe un buen número de maleteros, revoladores y limosneros; en los semáforos y vías se instalan vendedores y limosneros.
A esta situación hay que agregar el hecho concreto que al “rebusque” en los últimos tiempos han ingresado miles de ciudadanos venezolanos; éstas personas han tenido que emigrar de Venezuela a Colombia y según datos oficiales ya son más de un millón seiscientos mil.
Este panorama laboral, en nuestro medio colombiano, obedece a que para muchas personas el trabajo informal o “rebusque” es producto de la necesidad y algo de ingenio, pues en sus hogares podrá faltar un empleo decente, digno y bien remunerado pero nunca el pan de cada día.