El conflicto interior y su proyección exterior

Columnas de Opinión
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Éticamente se considera que todo conflicto en nuestras interrelaciones sociales es una forma de violencia.

Pero debemos considerar, que en la psiquis de toda persona vive el conflicto, pues nos impulsan pensamientos y sentimientos contradictorios; y las contradicciones dan origen a muchos sufrimientos.

La aspiración de una persona sin problemas mentales es ser bienhechora, pero realizamos actos que ninguna persona bondadosa debería hacer.

Un estudio serio sobre la violencia mundial nos lleva a concluir que ésta es cometida por lo que hay dentro de la psiquis de cada persona que habita este mundo; o sea, es la expresión de lo que tenemos en nuestro interior como la rabia, el odio, la venganza, el miedo, que estallan ante las impresiones o impactos que provienen del ámbito exterior, o sea, toda la violencia que lleva a la guerra, es el producto de lo que se lleva en el inconsciente, en el subconsciente y en el Ínfra-consciente.

Pero hay una guerra todavía más inhumana, y es la que existe en cada individuo, que es la semilla de la cual proviene todo los conflictos del mundo exterior.

Lamentablemente, los gobernantes suelen tener toda clase de asesores, mas no cuentan con asesores psicológicos idóneos que los lleven a descubrir y eliminar sus conflictos internos, sobre todo esa cólera asesina que a muchos de ellos moviliza a invadir naciones haciendo guerras en nombre de la paz, de la democracia, de la libertad, etc.

El conflicto interno lo expresamos externamente; recordemos que la sociedad es la extensión del individuo; lo que es el individuo es el gobierno, es la nación, es el país; por lo tanto la guerra exterior es la extensión de la guerra interna que cada individuo lleva en su interior psicológico.

En una de sus obras, la psicoterapeuta suiza, Alice Millen, nos habla que siendo ella aparentemente sana desde el punto de vista psicológico, en cierta ocasión tomó unas clases de pintura en las que el profesor animaba a los alumnos a dejar salir, sin censura, todas las imágenes que quisieran emerger. Para su asombro, encontró que las imágenes que salían de su pincel eran muy violentas; en verdad esas imágenes eran propias de un inquilino del manicomio. Las imágenes de Miller estaban cargadas de ira, de odio.

Así como la doctora Miller, nuestra violencia que exteriormente no se expresa como tal, sino tal vez como conducta aceptable o legal, nos lleva a entender por qué en este mundo hay tanta violencia, debido a que nuestro propio conflicto interno siempre encuentra una manera de expresarse.

Por lo que es deducible que el camino de la paz está en derrotar los "demonios" interiores y cuando los descubrimos tenemos la oportunidad de aniquilarlos a través de la comprensión.

Esos "demonios" íntimos que cargamos no van a renunciar a la violencia, hay que extirparlos. Nuestros "demonios" siempre piensan que quienes no concuerdan con nuestras ideas y emociones, merecen ser destruidos, y parece que no hay razón para invalidar ese argumento; no caemos en cuenta que la ira, el odio, la venganza, que nos llevan a la violencia, a los primeros que afecta es a quien los carga, pues éstos deterioran nuestra salud física, emocional, mental, volitiva, y las heridas que deja en nuestros valores espirituales son tan profundas, que nos lleva a tomar la senda del escepticismo, del ateísmo, del materialismo…

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