El retorno de Perú

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Uno de los juegos más emocionantes y vistosos del Mundial de 1970 fue el que protagonizaron Brasil, a la postre campeón, y Perú, con el talentoso “Nene” Cubillas al mando de una banda blanquirroja de elegante sinfonía futbolística.
En Guadalajara, 14 de junio de 1970, se enfrentaron los conjuntos suramericanos del más excelso juego de ese entonces. Al final, un sufrido 4-2 en favor de la canarinha, considerada la mejor selección de todos los tiempos, le despejaba el camino hacia el título. No obstante, Perú encantó con sus florituras y contundencia. Su juego enamoró al mundo del fútbol.

Colombia siempre se nutrió del futbol peruano. El Dorado fue una época gloriosa que jamás se repetirá. Era fácil traer a los mejores futbolistas de Suramérica, y pocos querían dar el salto hacia Europa. Se dice que Alfredo Diestéfano, ex River Plate y estrella de Millonarios, es contratado por el Real Madrid porque el peruano Valeriano López, el tanque de Casma, se negó a jugar con los merengues; asuntos familiares, dijo. El presidente de la “casa blanca”, quien vino a observar al potente y hábil delantero, era nadie menos que Santiago Bernabeu. Junto con Guillermo Barbadillo y Máximo “Vides” Mosquera conformaron el “rodillo negro” del Deportivo Cali, una temida tripleta de atacantes. En el América estaba otro grupo de peruanos encabezado por Félix Castillo.

El Deportivo Independiente Medellín conformó la “danza del sol”, en la que destacaban Roberto “Tito” Drago y Segundo “Titina” Castillo. Millonarios tenía a Soria y Alfredo Mosquera, el Once Deportivo de Manizales a Juan Lecca y Teobaldo Guzmán, y el Huracán de Medellín a Walter Ormeño y Guillermo Delgado. Todo lo bueno termina pronto. Finalizó rápidamente tan maravillosa era, y pasaron 20 años para volver a admirar a las grandes figuras del Perú. Más tarde arribaron Hugo Sotil, José Velásquez, César Cueto, Ramón Mifflin, Malásquez, Franco Navarro, Olaechea, Julio Cesar Uribe y varios más que enriquecieron el espectáculo del balompié en nuestros estadios.

Perú no estuvo en la cita alemana de 1974, pero resucita un año más tarde con la “generación de oro” obteniendo la Copa América de 1975 frente nuestro seleccionado, dirigido por el “Caimán” Sánchez y un rutilante combinado de grandes figuras en cabeza del extraordinario Willington Ortiz. Un partido de desempate luego de un triunfo de cada seleccionado fue necesario para señalar al ganador. El encuentro ecuménico del futbol de 1978 en Argentina dejó una sombra en un fantástico equipo que brilló en primera instancia con espléndidas figuras como Cesar Cueto, Julio Cesar Uribe, Teófilo Cubillas y Juan Carlos Oblitas, pero que en la siguiente fase cae estruendosamente ante el local Argentina; con un nebuloso marcador de 6-0, los gauchos eliminaron por gol diferencia a su archirrival Brasil y se coronaron campeones. Se habló de arreglos, Plan Cóndor y otras situaciones muy dudosas que jamás fueron aclaradas ni tampoco negadas.

Treinta y dos años después, Ricardo “el tigre” Gareca, un exjugador argentino de brillante carrera en el América de Cali de Gabriel Ochoa, el equipo armado para ganar la Copa Libertadores que nunca pudo colocar en su estantería, le regresa las ilusiones a un pueblo ávido de resultados. Vuelve al Mundial con resultados magros, pero cargado de buenas expectativas. Salió en la primera ronda, pero se vio la semilla de un nuevo Perú. En la presente edición de la Copa América, los incas pasan raspando a segunda ronda, caen atropellados por los brasileros con un humillante 5-0.

En la siguiente fase, cuando todos daban como fácil ganador a Uruguay frente a los peruanos, los andinos llevan a los orientales a la definición desde el punto penal, sacando al más ganador de este torneo. Chile cae goleado por los blanquirrojos, que se inscriben en la final para sorpresa de muchos. Es la ocasión de la revancha frente al todopoderoso Brasil. El conjunto peruano viene creciendo partido a partido. Se nota la mano del estratega argentino; los jugadores, disciplinados tácticamente, recobraron la alegría de su tradicional juego. Se les nota alegres, concentrados, disciplinados y luchando hasta el pitazo final. Al momento de escribir esta nota, no se ha jugado el encuentro definitivo. En el papel y con los resultados del torneo, Brasil es archifavorito. Lo del Perú, un ejemplo de resilencia a tener en cuenta.