Santa Marta ahogada en la basura

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Margarita Vives Lacouture

Margarita Vives Lacouture

Columna: Opinión



En la pasada jornada de recolección de basuras de los alrededores y cauces de los ríos Gaira y Manzanares, se recolectaron en el primero de estos ríos casi treinta toneladas de desechos, lo que significó un aumento de algo así como dieciocho toneladas más,  en comparación con la jornada precedente en el Manzanares, en la que se recogieron doce toneladas de basuras  provenientes de los desperdicios de todos.

Pero más que todos de los vecinos que se encuentran dentro y en las afueras de las rondas hídricas de nuestras preciadas fuentes de agua.

A más de reconocer la desinteresada y encomiable labor de los voluntarios, de las empresas privadas y las públicas que se asociaron para tan brillante campaña, hay que decir  que nos falta  poco para que la ciudad colapse ahogada en sus propios desechos, ya que no se tiene un mínimo de conciencia social-ambiental, para una ciudad sedienta.

Las causas de este desgreño tienen su origen en el propio Distrito: la falta de una cobertura sanitaria adecuada que enrute las aguas servidas para que no descarguen en el afluente; la ausencia de la escombrera para que allí no lleguen todos a tirar sus escombros; la poca gestión que se hace de los residuos sólidos y sobre todo la ausencia total de una sola política ambiental.

Ante el grotesco y vergonzante espectáculo de toda clase de basuras como neveras, muebles de sala, televisores y todo lo imaginable que se bota al rio y va a dar a nuestro mar Caribe, aparte de los sentimientos de pesar y tristeza por el contundente daño ecológico, nos invade la vergüenza y la irritación por la pasividad que observamos de las diferentes entidades ambientales públicas  para crear una cultura de preservación del medio ambiente, en la que no solamente se debe educar a la comunidad, sino que también ya es la hora de imponer sanciones drásticas a los irresponsables que tiran la basura a nuestros ríos.

Hay que educar a niños y jóvenes no solamente en civismo y urbanidad, sino también en medio ambiente porque de ellos es el futuro de la ciudad. Hay que incluir de manera urgente en los colegios privados y  públicos del Distrito, la catedra “Santa Marta cívica y medioambiental”, para que los estudiantes conozcan su ciudad, la respeten, tengan sentido de pertenencia hacia ella y preserven su naturaleza ecológica que ineluctablemente está ligada al concepto de Distrito Turístico. Para ello solo falta, una iniciativa del Alcalde o del Concejo Distrital en ese sentido.

Reubicación ya de todas las viviendas que se encuentren en las rondas hídricas de los ríos, debe ser una política pública Distrital; política que desde ahora debe implementarse con mayor hincapié en  los corregimientos de la ciudad, como es el caso de Minca,  en donde los balnearios, negocios, casas, etc, se están desplegando a las orillas del rio, sin que ninguna autoridad les dé el tate quieto. Que tristeza.

Ya es hora de imponer los respectivos comparendos ambientales; ya es hora  de sancionar y cobrar efectivamente las multas ambientales por botar basuras a nuestros ríos y mares; existen leyes en tal sentido además del Código de Policía.

Las autoridades ambientales, de las cuales existen numerosas en Santa Marta no tienen una política unificada en la materia, con la excusa del tema de las competencias o más bien de “tirarse la pelotica” para que ninguna haga algo con respecto a las causas de que estemos ahogados (no en agua, porque tenemos sed) sino en basuras y todo tipo de desechos. Qué ironía, no tenemos agua y la poquita que hay no es preservada en las cuencas y en los ríos, sino que la extinguimos con  basuras. Tamaña contradicción.

Es hora de liderar de forma seria y responsable una serie de iniciativas concertadas que irían desde la educación, reubicación, preservación del medio ambiente hasta la sanciones por atentar contra cualquier tipo de ecosistema. Efectivizar, hacer realidad el cuido de lo que Dios y la Naturaleza nos han otorgado. Si no lo hacemos ahora, para cuándo?  El daño está hecho, miremos nada más el clima de Santa Marta y los racionamientos del servicio de agua a que estamos sometidos.  Las consecuencias de las omisiones y yerros  del pasado y del presente las vamos a pagar todos, a eso estamos condenados.