El avance o progreso tecnológico alcanzado por el "hombre" en estos últimos tiempos, en vez de originar un bienestar integral a la humanidad, lo que ha suscitado es toda clase de temores, de conjeturas y de violencias;
Y esta es la opinión general en todos los que, desde diferentes posiciones, contemplan el desmoronamiento de esta humanidad.
El filósofo alemán, Immanuel Kant, dijo: "Lo exterior es el reflejo de lo interior". Si aplicamos este axioma sobre el fenómeno mundial mencionado, podemos percibir que el adelanto material y tecnológico que es infeliz para el ser humano, es infeliz, porque éste va enlazado con los valores interiores inhumanos de la actual humanidad: por lo tanto, si el avance material es funesto, como lo podemos apreciar, se debe a la carencia de auténticos valores espirituales y éticos.
Y así vemos, con místico asombro de cómo el "hombre" ha violado las leyes superiores (divinales) queriendo edificar un mundo que se ve maravilloso por fuera, pero sin bases firmes en lo interior, Quizá los científicos y los tecnólogos sepan lo que está sucediendo, pero el orgullo enfermizo les hace presentar la imagen de que están transformando al mundo y que lo que han construido es producto de su "ingenio divinal".
Sin embargo, existen libres pensadores que tienen el valor de preguntar a estos "dioses", ¿en dónde quedó la cultura del real ser humano? ¿Por qué el espíritu ha sido pisoteado? La barbarie del "hombre" contemporáneo se ha generado porque a su ciencia le falta Dios, no posee conciencia; y así, por medio de una tecnología al servicio de la violencia, del terrorismo oficial llamado defensa de la democracia, de la paz y de la libertad, del terrorismo anti-imperial conocido como infrahumano; de la guerra, del odio, de la venganza, de la explotación, del robo, etc., etc., etc., es decir, estamos dirigidos por anti-valores éticos. ¿Y el resultado? Un "hombre" mutilado por una sabiduría exenta de valores cristianos que le ha hecho perder la visión universal de las cosas.
La educación masiva, que es reconocida como una preparación insuficiente, de naturaleza informativa, que se da a la actual generación, ha creado al "hombre en serie", al bárbaro moderno, que usa y goza del progreso (así lo puede llamar, mas es realmente progreso?) pero que al mismo tiempo ignora de dónde viene, para dónde va, por qué vive, cuál es la causa fundamental de su existencia…
Es este "hombre" que ignora que ignora, el enajenado, esclavo del falso progreso de su ciencia hueca que no ha podido responder ninguna de sus inquietudes íntimas, es el especialista sin auténtica cultura humanista, que lo ha convertido en un peligroso agente de destrucción.
Ahora, la cuestión es mantener en todos los pueblos, en todos los niveles sociales, en todas las profesiones, en todas las comunidades humanas y en todas las universidades, gente selecta que mantenga el fuego sagrado de la cultura y del humanismo a pesar de la invasión de las masas alfabetizadas…
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