Los espejos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cuenta Plinio el Viejo en su “Historia Natural” que por allá en Siria, 3000 años AC, unos mercaderes de natrón (nitro) usaron rocas de ese mineral para preparar comida caliente, apoyando sobre ellos las ollas para calentarlas a la lumbre. Al día siguiente, observaron que el natrón al contacto con la arena se había fundido y era ahora un material brillante parecido a una piedra.
Nacía el vidrio, muy apreciado en la Edad Antigua por los fenicios, egipcios y romanos. Este había sido convertido, por moldeo y soplado en botellas, copas y joyas desde los comienzos de la era cristiana. Los venecianos, en la Edad Media, se convirtieron en excelsos fabricantes, concentrándose en la isla de Murano. Era artículo de lujo, solo al alcance de la nobleza, el clero y los burgueses.

Los espejos, superficies pulidas que reflejan la luz y las imágenes que recibe (invertidas) fueron muy populares entre los egipcios, griegos, etruscos y romanos. Aparecen mencionados en el Éxodo: una fuente de metal a la entrada del Tabernáculo de la Reunión permitía a los sacerdotes revisar sus imperfecciones. Cobre, plata o bronce bruñidos eran usados para elaborar plateos, pequeños artefactos de forma redonda u oval, decorados con grabados o relieves mitológicos, y un mango para asirlos cómodamente. América del Sur y Central conocieron los espejos, fabricados a partir de piedra pulida. India y China los fabricaron de bronce.

Hacia el siglo XIII se confeccionaron espejos colocando una lámina metálica adosada por detrás de un vidrio. También se usó el azogue, amalgamas de plomo o estaño. En Venecia, durante el siglo XIV aparecen los primeros espejos de cristal. En el siglo XVI se usan como parte de los muebles y ocupan lugares distinguidos en los salones, todavía pequeños. A finales del siglo XVII los venecianos logran producir espejos de mayor tamaño que fueron empleados como objetos decorativos, ocupando lugares destacados. El espejo moderno aparece en 1835 en Alemania. Just Von Liebig aplicó una delgada capa de plata en uno de los lados del vidrio. Aun cuando el azogue siguió siendo empleado por un buen tiempo, hoy el elemento más común es el aluminio. El perfeccionamiento de esa técnica permitió abaratar y masificar su producción. Ya el vidrio era artículo común, al alcance de casi todos, por lo cual el espejo pronto adquirió popularidad.

Los espejos son superficies pulidas que funcionan con las mismas leyes de la luz y la reflexión. Sus usos son innumerables y hoy son necesarios en muchos aspectos de la cotidianidad. Los hay planos, los más comunes; también, cóncavos, convexos, parabólicos, dieléctricos, retrorreflectores… Los espejos caseros absorben buena parte de la luz, pero los dieléctricos reflejan más del 99,99% de la luz que en ellos incide, siendo los más cercanos al espejo perfecto. Se usan en los baños y salas, en los autos, cosmética, milicia, fotografía, medicina, vigilancia, discotecas, fachadas, astronomía. Sus aplicaciones son infinitas.

Hay muchas leyendas alrededor de los espejos relacionadas con mitología y supersticiones. Se dice que los vampiros no se reflejan en ellos pues carecen de alma. En algunas partes a los moribundos los cubren con espejos para evitar que el alma quede atrapada en algunos de ellos. Se concibe al espejo como la ventana al mundo de los espíritus. Lewis Carroll, en la segunda parte de las aventuras de Alicia, propone al espejo como entrada al mundo inverso. En el cuento de Blanca Nieves, la madrastra puede conversar con su espejo. El de Galadriel puede mostrar el futuro; en Harry Potter el de Oesed (Deseo al revés) no refleja la imagen de quien lo contempla sino sus más profundos deseos.

En el cuento de “El pescador y su alma” Oscar Wilde habla del Espejo de la Sabiduría, que muestra todas las cosas del cielo y de la tierra, excepto en rostro de quien lo mira. Quien rompe uno tiene 7 años de mala suerte. Griegos y romanos los emplearon para ver pasado y futuro.
Hay dos galerías de espejos famosas: la del palacio Doria Pamphili (Roma) y la del Palacio de Versalles. Majestuosas, inspiradas en la mitología, fueron diseñadas para impresionar a los visitantes. Nuestros políticos tienen uno poderosísimo: el retrovisor, capaz de ocultar errores presentes. A fin de cuentas, los espejos nos permiten vernos como los demás nos perciben.