Ruleta rusa

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Por estos días he tenido la oportunidad de viajar por algunas de las carreteras del interior del país en sitios turísticos por excelencia y de hecho muy visitados por extranjeros y locales. A pesar de que hemos avanzado, todavía hay mucho por hacer para poder tener una oferta turística mucho más atractiva y que deje una mayor rentabilidad para el sector.

Es inconcebible que carreteras muy transitadas, presenten un estado deplorable que no solo afectan la movilidad sino que representan un peligro para la vida. Algunos trayectos son buenos per o tienen un número exagerado de peajes, al cual jocosamente le llaman pillaje. Tuve la oportunidad de presenciar dos terribles accidentes en estas carreteras en buen estado, donde conductores cayeron en la imprudencia, y pagaron un costo muy alto por su osadía.
Los accidentes fueron seguidos con un despliegue de morbo e imprudencia, que no se presentaron más fatalidades quien sabe por qué. Gente a ambos lados del camino se detuvieron y cruzaron imprudente la autopista solo para saciar el morbo y no para ayudar.

Este desprecio por la vida lo observé también dentro de las ciudades donde muchos conductores colocan en peligro su vida y las de personas inocentes, con maniobras de no te lo puedo creer. Una verdadera ruleta rusa.
Pasando a temas menos trágicos, no es posible que todavía estas ciudades turísticas no tengan canecas de basura en lugares altamente concurridos ni baños públicos. Lo que conlleva a que muchas personas, generalmente locales, arrojen las basuras donde se les dé la gana o hagan sus necesidades fisiológicas donde los sorprenda la urgencia.

La señalización es casi inexistente y donde existe es confusa, lo cual también tiene un efecto negativo en la movilidad y es un motivo de frustración. No hay centros de información al turista. Afortunadamente, el uso de aplicaciones de internet ayuda en la navegación.

Un aspecto en el que hemos progresado es en la oferta gastronómica, que cada vez se acerca más a los estándares internacionales y permite disfrutar de una amplia variedad de cocinas de distintas partes del mundo.
Uno de los grandes activos que tenemos los colombianos, es que todavía somos gente amable, a pesar de los lunares en cultura ciudadana. En medio de lo que podemos y somos capaces, nos esmeramos por tratar bien a los turistas, y a ellos esto los cautiva porque generalmente vienen de países donde las personas son frías y distantes. Nuestro calor humano es nuestro activo más valiosos, y ojala esto nunca cambie.

Generalmente, cuando las personas tienen una mala experiencia pero reconocen que quienes los atendieron hicieron su mejor esfuerzo por proveer el mejor servicio posible y lo hicieron con amabilidad, están dispuestas a dar una segunda oportunidad. Como corolario, el mejor producto ofrecido con patanería y grosería, es casi seguro venta de una sola vez.
Ya veremos que encuentro en Santa Marta y prontamente les dejaré saber mis impresiones.