De Clemenceau, y France al G-20

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



Argentina, volvió a ser la pasada semana, el centro del mundo, como cuando el Centenario de su independencia en 1910, y  los jolgorios duraron cerca de seis meses en medio de inauguraciones de edificios y sedes más emblemáticas. Argentina  era el “granero del mundo”, un enclave europeo en el hemisferio sur, gracias a los inmigrantes  agricultores y de manufacturas.

Y, cuando figuras mundiales de la más alta jerarquía política, social  e intelectual  la visitaron por entonces. Georges Clemenceau (“Argentina crece gracias a que sus políticos y gobernantes, dejan de robar, cuando duermen”, dijo), el poeta francés Anatole France, el inventor italiano Marconi, y la propia Isabel de Borbón, hija del rey Francisco I., entre otros.

Algunos analistas irreverentes dicen que el Centenario fue una ruptura para la identidad argentina, que desde entonces, se define mirando a Europa, y soslayando su pasado indígena, como otros tantos países de la región, agregamos.  Y volvió a serlo, -el centro del mundo-, (resulta mejor no mencionar el bochorno de la final River-Boca, para no ser impertinentes), con la celebración en Buenos Aires del G-20, el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política, creado para abordar los grandes desafíos globales que los mismos encarnan.

 Otros dirán que lo anecdótico que marcó la Cumbre, fue de tanta magnitud y frecuencia imperdonable, que superó ampliamente  los resultados  y objetivos finales perseguidos.

 La soledad protocolaria  de  Macron de Francia, a su arribo, por desencuentros puntuales del protocolo, entre la vicepresidenta y el  Canciller, la confusión del  líder chino Xi Jinping, con un miembro de su comitiva, y otros tantos baches, fueron la comidilla de la prensa internacional.

Queda al análisis de los expertos auscultar, si de verdad la “tregua”, en la guerra comercial de E.U y China, que se pactó tibiamente en el documento final, tendrá efectivas repercusiones en las tensiones bilaterales de los dos gigantes, o si Trump, una vez más, lo cual parece improbable, se conformará con la forma, sin  exigir resultados. Y si su exigencia de hacer reformas a la OMC, para “precisar los estándares del comercio internacional”, como complemento a esa tregua, la hará exigible, como se acordó. O si le será suficiente, que su decisión de retirar a su país del Acuerdo de  Paris, sobre cambio climático, se haya mantenido inalterable, contra viento y marea.

Solo importa para los gringos, como decía Bolívar, la “política aritmética de los negocios”. Cómo no, si del PIB mundial estimado de U$S 80,6 billones, el 85 % lo aporta el G-20, es decir  aproximadamente U$S 69.2 billones, y el Grupo representa el 75% del comercio internacional.

Por eso, Argentina, volvió  a ser, por unos días, el centro del mundo. El reto migratorio como fenómeno global, la desigual distribución de la riqueza del planeta, el colapsado sistema de salud de los países, la inequitativa distribución del ingreso, pueden, por tanto seguir esperando, hasta la próxima Cumbre de Japón en 2019. Por ahora, solo cosa de ricos.