El pasado es pasado

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Reyes Escobar

Luis Reyes Escobar

Columna: Opinión

e-mail: luksreyes@hotmail.com


La loca, así le llamamos ¬¬– los samarios ¬– a los vientos alisios que vienen con fuerza desde las costas africanas y que luego de romper con la imponente sierra nevada, entran a hacer estragos a Santa Marta, anunciando que las fiestas decembrinas ya empezaron.
Pecaría por omisión si digo que estas corrientes de aire solo traen desastres a la ciudad, porque cualquiera que se considere samario, puede corroborar como también carga a la ciudad con felicidad, alegría, reconciliaciones, fiestas, reuniones, en fin, un sinnúmero de atributos que hinchan nuestros corazones sin importar donde nos encontremos.

Mi fin de año empezaba un par de meses antes de diciembre. No tengo en mi memoria recuerdo alguno de un septiembre en el que mi abuela no me dijera “bueno don Luis, ya se acabó el año. Empezaron los bre”. Esta frase inmediatamente generaba en mi un revuelto de emociones que difícilmente podría explicarles. Por un lado, me encantaba la idea de reunirme con mi familia, recibir mensajes de amigos y abrir regalos el 25 de diciembre. Por el otro, me invadía la nostalgia por la ausencia de muchos seres queridos y la culpa del sentir haber actuado mal con algunas personas. En otras palabras, sentir que el año se estaba acabando, me convertía en una bomba de emociones ambulante.

Hoy puedo hablar con tranquilidad del tema, pero antes ni siquiera lo notaba. Ser consiente de esos cambios emocionales, me permiten reflexionar sobre el asunto y una de las conclusiones a las que llego, es que tenía problemas con aceptar las cosas como se dieron. El no aceptar el devenir de las cosas, me llevaba a hacer esfuerzos por cambiarlas. El resultado del ejercicio, en la gran mayoría de los casos, sólo me dejaba agotamiento y frustración.

Es importante aclarar que aceptación no es sinónimo de resignación. Cuando hablamos de aceptación, estamos reconociendo que el futuro nos brinda posibilidades y por eso estamos dispuestos a continuar con nuestras vidas. La resignación está más conectado con el juicio de no ver posibilidades u opciones en nuestro futuro, por ende desarrollamos sentimientos de resentimiento.

Hacer esta diferenciación puede parecer a simple vista algo sin mucha trascendencia, sin embargo, si lo analizamos con detenimiento, veremos que muy posiblemente ahí podría estar la diferencia entre una vida feliz o una vida de sufrimiento. Cuando entendemos que lo que pasó no lo podemos cambiar y por ende cambiamos nuestro juicio con respecto a eso, dejamos de gastar energías en algo improductivo para enfocarnos en el único espacio de transformación que tenemos, el aquí y el ahora.

El presente es un regalo que la vida nos dio y muchas veces lo desperdiciamos por estar enfocados o quedarnos estancados en un pasado que no podemos cambiar. La única forma de tomar las riendas de nuestra vida, alcanzar los objetivos que nos propongas, etc. es viviendo en conciencia en el aquí y el ahora. Por ultimo, quiero hacerles una invitación para este fin de año. Antes de hacerse promesas o establecer metas para los años venideros, recuerden que la única forma de alcanzarlas es actuando en el aquí y el ahora.