La mayor necesidad del mundo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


En un mundo materializado, donde las personas valen por lo que tienen y no por lo que son, es necesario conocer cuál es la necesidad más urgente, grande e imperiosa que necesita nuestra aldea global llamada mundo.

La escritora cristiana de origen americano, Elena G de White, en su libro la educación, nos comenta cual es la mayor necesidad del mundo.

Ella manifiesta: “La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.

Es urgente en esta sociedad contemporánea, casi al borde del colapso en los aspectos social, económico, político y que decir de lo moral, donde la corrupción está a la orden del día, tenemos que reconocer  que existe suma urgencia de hombres descriptos por la autora anteriormente citada. Hombres que estén dispuestos a gastar y ser gastados por toda noble causa, sin ir pensando en  el lucro cesante e interés de sacar provecho al semejante.

El ser humano tiene que concienciarse y aprender de una vez por toda la valiosa lección, que en este universo no existimos por casualidad, y que ninguno es una isla, que vive para sí y muere para sí, que nuestros actos por muy pequeño que estos sean, tienen sus repercusiones inevitables para bien o para mal de nosotros mismos y de nuestros congéneres.

El maestro de los maestros manifestó en una oportunidad que todo lo que el hombre siembra, eso también segará. Ralp Waldo Emerson, dijo una vez algo muy cierto y trascendental. “Todo hecho lleva su recompensa o castigo en si mismo. Cuanto hagas quedará grabado en tu proceso  vital y tarde o temprano se te revertirá en bien o mal. La casualidades no existen todo es causal. El efecto puede suceder a la causa muchos años después de ocurrida ésta, pero seguro que le seguirá y mientras más tarde la recompensa o el castigo mayor será”.

Esta importante reflexión debiera llevarnos a ser esos tipos de hombres, y cuando hablo de hombres me refiero también a las mujeres, a ser intachables, sinceros, honrados y mantenernos de parte de la justicia y de la verdad aunque se desplomen los cielos, y finalmente los resultados favorables se verán reflejados en nuestras vidas y la de nuestros prójimos.

Hagamos nuestro la regla de oro, que todo lo que nosotros esperamos que los demás hagan con nosotros, así debiéramos hacer con ellos, sabiendo que a la postre tendremos una sociedad más justa y de hecho podremos cosechar lo que sembramos. Recordemos siempre cual es la mayor necesidad del mundo, la regla de oro y seamos felices en nuestro diario vivir.