¿Existe la justicia?

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La llamada a indagatoria del exsenador y expresidente Uribe ha desatado una serie de reacciones predecibles.  Los uribistas acusando a la Corte Suprema y a Santos de confabulación, y el bando contrario liderado por Petro y Cepeda, frotándose las manos de la dicha.

Como antes lo he hecho con otras personas sin importar la orilla en que estén, pido que también en el caso de Uribe se honre la presunción de inocencia hasta que sea vencido en juicio.  A la vez solicito que los uribistas hagan uso de la contención y cesen de atacar a la Corte Suprema, y que se le dé una oportunidad  a las instituciones.  La justicia no es un concurso de popularidad.

A la gente común puede parecer que se está cometiendo una injusticia o que se está persiguiendo políticamente a Uribe, pero nadie conoce la verdad procesal  que está amparada por el secreto.  Hasta donde veo, la Corte está actuando conforme a la ley, y mal podría ignorar el acopio de pruebas que reposan en el expediente.  El llamado a indagatoria obedece a que hay suficientes elementos probatorios que indican que probablemente se cometió un delito.  Es al estado, Fiscalía o Corte, al que le toca demostrar la culpabilidad de Uribe más allá de la duda razonable.

Las posiciones de uno u otro bando sin conocer el expediente son irresponsables.  Intentar politizar lo que está sucediendo es un juego peligroso.  La estabilidad y la credibilidad institucional son más importantes que cualquier otra consideración.  La polarización que está viviendo el país no puede llevarse a los estrados.

Así como Uribe está amparado por la presunción de inocencia, la Corte debe ser amparada por la presunción de imparcialidad y apego a la ley hasta que se demuestre lo contrario.  Más allá de la politización de la sociedad, cabe preguntarse si en Colombia es posible que Uribe tenga todas las garantías para tener un juicio imparcial.

 Yo opino que no, y es en este sentido que todos los colombianos debemos estar vigilantes.  La figura de Uribe no le es indiferente a nadie y despierta profundos amores y odios, y no creo que haya muchos colombianos inmunes a estos sentimientos, incluyendo a los jueces de la instancia que sean.

Creo que sería sano una veeduría internacional para asegurar que todos los actores de este lamentable episodio sientan que han tenido todas las garantías, y que el resultado independientemente de su sentido, goce de credibilidad.  Hay un pensamiento doctrinal que sostiene que los jueces al igual que los ciudadanos incorporan en sus decisiones y fallos sus prejuicios, y que por tanto no existe la cacareada neutralidad del juez.

En casos como el de Uribe de especial sensibilidad, hay que actuar con prudencia y caminar con pies de plomo.  Las partes, acusados y acusadores, deberían olvidarse de los micrófonos para defender sus causas y enfocarse responsablemente en los estrados judiciales.  Poco puede ganarse de lograr la deslegitimación de las cortes y del sistema de justicia colombiano. Ganar el pleito en los micrófonos y ante la opinión pública y perderlo en los estrados sería un resultado catastrófico para el país, cuyas consecuencias serían impredecibles. Todo esto debería ser suficiente para invitarnos a todos a la prudencia.  Nada de marchas, nada de protestas y dejemos que las cosas evolucionen.  Eso sí, siempre vigilantes.