Escrito por:
José Vanegas Mejía
Columna: Acotaciones de los Viernes
e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es
Hace unos días leí en el diario capitalino El Tiempo una columna del periodista Andrés Hurtado García en la cual trata temas lingüísticos basados en informaciones de prensa. Uno de ellos se refiere al periodista y presentador de televisión Jorge Alfredo Vargas, quien el 22 de noviembre dijo: “Una carta que envió al Gobierno donde dice…”.
El artículo del periodista Hurtado García aborda un tema relacionado con la conjugación de verbos. Concretamente, se basa en una intervención del senador Álvaro Uribe Vélez, quien afirmó: “Yo no sé por qué forzan todo esto”. En este caso sí tiene razón el periodista Hurtado García, pues el senador Uribe debió decir ‘fuerzan’, como corresponde al verbo irregular ‘forzar’, que transforma la ‘o’ en ‘ue’ en algunas personas, tiempos y modos a lo largo de su conjugación. Pero el periodista Hurtado García, a su turno, se equivoca cuando afirma que la conjugación del verbo ‘forzar’ es igual a la del verbo ‘pensar’. Hubiera sido correcto tomar como ejemplo el verbo ‘soldar’.
Por la corta extensión de su columna, el periodista Hurtado García no amplió más la explicación, que es la siguiente: De la herencia del latín pasaron al castellano palabras con la letra ‘o’ en su radical, pero en unos casos esa letra era fuerte y por eso permaneció invariable; como ejemplos, en los verbos ‘correr’, ‘comer’, ‘tomar’. En otras palabras la ‘o’ era débil y debido a eso se convirtió en el diptongo ‘ue’, como en ‘forzar’, ‘soldar’, ‘dormir’, ‘moler’. Cambios semejantes ocurrieron con derivados de palabras con la ‘e’ fuerte y la ‘e’ débil. De la primera nos quedaron incontables términos como ‘pegar’, ‘cenar’, mientras que la ‘e’ débil se convirtió en el diptongo ‘ie’ en palabras derivadas de ‘temblar’, ‘concertar’, ‘mentir’, ‘sentir’, ‘adherir’ y muchísimas otras.
El campo del periodismo es fértil para que proliferen los errores en el uso del lenguaje. Los temas tratados en nuestro artículo de hoy son apenas escasas muestras de ello. Debemos agregar que no siempre son ‘pecados’ de los periodistas, pues en muchos casos, si el lector u oyente acude a la analogía o a la extensión amplia de un término, encuentra que lo que parecía un error idiomático corresponde realmente a la acepción poco divulgada de una palabra determinada. Como ejemplo tomemos la palabra ‘aterrizaje’, que en sentido literal significa posarse un objeto sobre la tierra; pero existe el sentido lato, que se aplica a las palabras para ampliar su significado. De acuerdo con lo anterior, sin duda estamos esperando el momento en el cual un astronauta aterrice en el planeta Marte. Desde luego, cuando llegue ese instante, diremos que el hombre (¿habrá que aclarar que la mujer también?) ha cumplido el sueño de visitar el “planeta verde”. Como conclusión: A nadie se criticará si afirmare que amartizó en el lejano planeta; pero aterrizar será siempre correcto.